A estas alturas del siglo XXI en
España se ponen en duda derechos/deberes y libertades propias de un Estado de
Derecho, de un Estado democrático. Esto es así porque el Gobierno de coalición
PSOE-Unidas Podemos no reconoce que todos tenemos derecho al ejercicio,
promoción y defensa de lo que nos es más íntimo: la libertad y la vida
trascendental.
España con su Carta Magna, la
Constitución, había alcanzado un consenso en materia de educación que viene
reflejado especialmente en sus artículos 16 y 27, inspirando leyes educativas
que regulaban el ejercicio de derechos/deberes y libertades.
Pues bien, en estos momentos se
agrava para los padres y madres ese ejercicio pues la Sra. Celaá, Ministra de
Educación, tramita en el Parlamento su propuesta de Ley educativa, denominada
LOMLOE, justo en el momento menos oportuno por la crisis sanitaria, social y
económica de la Covid-19, poniendo en tela de juicio ese consenso ya que ha
redactado su propuesta educativa de modo unilateral y arbitrario. Por tanto, lo
que está en juego es la misma libertad con todas sus consecuencias.
Todo esto perjudica a la libertad
de enseñanza, de elección de centro educativo y a la enseñanza de la religión
en la escuela aplicando un laicismo excluyente que se había superado con la
Constitución, algo que estoy segura que a la sociedad civil no le interesa pues
como se demuestra en cada curso escolar la enseñanza de la religión católica
viene refrendada por las familias en porcentajes altos (61%, cerca de 3.300.000
millones de alumnos), lo que pone de manifiesto que se la elige porque es
fundamental para la educación integral de los hijos. Además, se la elige
libremente pues nadie está obligado a cursar la materia.
La escuela debe ofrecer esta
asignatura porque la educación integral es su finalidad. Pero esta educación,
al no existir un Pacto de Estado, vuelve a estar sometida a los vaivenes de las
ideologías de los partidos de turno, en este caso por el PSOE y Unidas Podemos
que no aprecian su carácter académico. Hay que decir que fue voluntad del PSOE
abandonar la mesa que estudiaba un Pacto Educativo de Estado.
En la gran mayoría de los países
de Europa (exceptuando parte de Francia porque en Alsacia y Lorena la
asignatura se basa en el Régimen Concordatario), existe la asignatura de
religión en el currículo escolar, de modo estable y regular, con una carga
lectiva semanal que en algunos de ellos llega a las 3 horas de clase, estando
incluida de distintos modos.
Una vez más, el Gobierno evita
fijarse en Europa o en los países que tienen un alto grado de desarrollo y de
éxito escolar como es el caso de Finlandia, Dinamarca, Austria, Bélgica,
Luxemburgo, Suecia, Reino Unido, Alemania, donde estas enseñanzas tienen
carácter confesional, obligatorio o de posible exoneración en algunas regiones
de estos países, incluso con valoración de exámenes públicos.
Por el contrario, nuestro
Gobierno de coalición ignora el valor académico y la necesidad de cursar la
asignatura de religión para el desarrollo integral y promoción cultural y
social de la persona, limitando o dificultando su elección al proponer eliminar
la materia alternativa a la religión, el valor de la nota media para la EBAU y
las becas, la evaluación misma, dificulta su encaje en el horario escolar y
peligra la carga lectiva que ya de por sí es insuficiente.
En primera instancia pertenece a
las familias la reivindicación de su participación política en estos asuntos al
ser las primeras y originarias responsables de la educación de sus hijos. La
función del Estado ha de ser subsidiaria de la familia y el Gobierno se debe al
cumplimiento del principio de subsidiariedad, y así ha de ser la presencia y
apoyo a la familia por parte de la Iglesia y del profesor de religión.
Por ello, tanto las familias,
como a nivel individual, asumimos esta responsabilidad en la educación integral
de los hijos y reclamamos los derechos de la libertad de enseñanza, de elección
de centro educativo, según las necesidades de cada uno, de educar a los hijos
según las propias convicciones morales y religiosas.
Propongamos una presencia
curricular de la asignatura de religión católica, de elección libre, seria y
rigurosa, con una carga lectiva digna (2 horas semanales), con una asignatura
alternativa también seria y rigurosa, que se mantenga el valor de la
evaluación, que es un criterio pedagógico imprescindible en la enseñanza
curricular y el valor de la nota para la media y las becas. Propongamos que la
libertad de elegir centro educativo se mantenga, no permitiendo que la “demanda
social” se elimine, todo ello porque en democracia prima la voluntad de las
personas sobre las ideologías, estructuras, e instituciones.
Por Julia Gutiérrez
Lerones, delegada de Enseñanza del arzobispado de Valladolid
NOTA DEL BLOGGER: Desde el
sindicato APPRECE se lleva tiempo estudiando y proponiendo una alternativa que
sea inclusiva y respete los derechos de todos: La propuesta que se ha realizado
a todas las autoridades que deciden en el ámbito de la educación ha sido “EL
CURRICULO INTEGRADO” ( El alumnado
que elija Religión Confesional, también estudiaría la Educación en Valores (en
el Currículo INTEGRADO) Y los que no quisieran las enseñanzas de Religión Confesional,
sólo estudiarían la Educación en Valores. Así estudiaría Educación en Valores
todo el alumnado, en todas las etapas educativas y en todos los cursos
(niveles) con idénticos horarios.
Así desaparecerían todas las críticas que el PSOE pone a la fórmula actual
de la Lomce: la discriminación entre el alumnado que estudia educación en
valores y el que elige Religión, que nunca estudia Educación en Valores, y a
cuya objeción la LOMCE da una solución falsa en la práctica, por imposible,
aunque lo sea sobre el papel: que los que eligen Religión también puedan elegir
Educación en Valores (un imposible organizativo, contrario al principio de
OPCIONALIDAD, ya que o eliges Religión o eliges Educación en Valores y la UNICA
forma de elegir las dos opciones es con el Currículo INTEGRADO).
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