A través de diez capítulos la
iglesia vemos la vida de las personas con menos recursos migrantes, enfermos,
ancianos, personas con discapacidad...y cómo son acompañadas de manera humilde
y callada por distintas instituciones eclesiales. Se muestra cómo trabaja la
Iglesia con los colectivos más vulnerables. Cada capítulo dura unos de treinta
minutos.
Los periodistas Laura Negro,
Asell Sánchez-Vicente y Pedro del Castillo, se trasladaron durante los meses
pasados a diferentes lugares de España para contar de primera mano el trabajo
de distintas instituciones eclesiales con personas en situación de exclusión o
pobreza.
Durante esta pandemia del
coronavirus que tanto nos atenaza, las residencias de ancianos han sido las más
golpeadas. Sin embargo, hay más de 800 centros dedicados a los ancianos y
proyectos de la Iglesia que con mucho esfuerzo y sacrificio intentan combatir
otro problema social, la soledad. Una labor que “solidarios por el bien común”
ha abordado en el tercer episodio. Un programa que nos hace ver cómo la Iglesia
está detrás de cada uno de nosotros, hasta en los momentos y en las edades más
complicadas.
Cada año crece en España el número
de personas adictas al alcohol y a las drogas, pero también a otras
dependencias como las apuestas o la pornografía. La Iglesia está preocupada por
este problema y busca soluciones acogiendo, integrando y ayudando a este tipo
de personas que tienen y sufren adicciones.
Durante el programa conocemos a
José Manuel Horcajo, un sacerdote que, desde su parroquia, San Ramón Nonato en
el Puente de Vallecas, dirige diferentes proyectos sociales que abordan estos
temas.
A través de 40 proyectos, la
parroquia San Ramón Nonato ofrece atención social, familiar y espiritual. “Va
todo unido – explica José Manuel- porque hasta que no se les devuelve la
confianza en sí mismos, el ánimo y la dignidad no se puede hacer nada, y eso se
hace por la vía espiritual”.
El Comedor Social San José:
La parroquia tiene en total 350
voluntarios y, solamente en el comedor social San José, se dan diariamente 300
comidas de lunes a domingo con unos 120 voluntarios. Para atender estas
iniciativas, la parroquia cuenta con una red de 350 voluntarios entre los
cuales algunos han estado al otro lado, al lado de las adicciones. El párroco
explica que, para las personas con adicciones, “la mejor terapia es ayudar a
los demás.
España además cuenta con un
“nuevo” tipo de adicción que es la ludopatía. El país ahora cuenta con la tasa
más alta de Europa de ludópatas entre 14 y 21 años. “Gente de mediana edad, o
padres de familia que no encuentran trabajo, o tienen uno muy precario en lugar
de estar en casa se pasan el día jugando”. En el Aula San José se dan clases
por las mañanas de español, inglés y geriatría y por las tardes la utilizamos
para los niños.
Los testimonios de Claudio, Nacho
y Calixta:
Claudio. Con 51 años, cuenta que
empezó en el mundo de la droga al trabajar de noche. “Mi experiencia con la
vida no ha sido la más grata” nos cuenta Claudio. Del consumo pasó al
narcotráfico internacional, “pasé cinco años en la cárcel. Durante las noches,
tenía tiempo para pensar, no me podía engañar a mí mismo, quería cambiar”. Al
salir de la cárcel Claudio pasó por la parroquia, les pidió ayuda y ahora es
uno de los voluntarios, “empecé a ir a misa, a leer los Evangelios en la propia
cárcel y lo que me ha enseñado Dios es la tolerancia y que tú no eres el centro
del mundo como te crees cuando estás inmerso en la droga. Si Dios no quiso que
dejara este mundo en aquel momento, será porque tenía que hacer algo por los
demás”.
Otro testimonio es el de Nacho
que comenzó a beber para vencer su timidez con una chica. Después, todo cambió,
“me tomaba una y no podía parar, el alcohol me tenía atrapado y me costó la
relación con mi mujer y mis hijos”. Nacho añade que “me levantaba por la mañana
y me tenía que tomar una cerveza fría, en invierno o en verano era lo mismo”.
Todo dio un giro cuando llegó a Alcohólicos Anónimos. “Tuve que cambiar de
hábitos y de aptitudes, y ahora llevo 20 años sobrio, pero todos los días le
pido a la Virgen no beber”. El exceso de alcohol mata a más de tres millones de
personas cada año en el mundo según la OMS. El primer año tras la
rehabilitación de la adicción tan solo un 25% de los exadictos son capaces de
abstenerse de forma continuada.
El ultimo testimonio del programa
es de Calixta que llegó a España con 17 años, después de haber sufrido dos
violaciones en el entorno de su familia. “Cuando todo te sobrepasa, el alcohol
te ayuda a tirar hacia delante, pero lo complicado llegó cuando lo necesitaba
para caminar. En el alcohol yo encontraba una evasión, pero era efímera”. Tras
el alcohol, llegaron las drogas y la prostitución. “Acudir a la parroquia me
dio dignidad, algo que no había sentido en toda mi vida, y empecé a sentir un
perdón. Primero perdoné a mis violadores. Ahora me dedico al hogar, a hacer
voluntariado en la parroquia, cocina, cuidado de niños y los arreglos de
costura en la tienda de ropa”.
TOMADO DE TRECE TV
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