¿El
Vaticano es un país dentro de una ciudad? ¿El Vaticano es una ciudad, dentro un
país? ¿El Vaticano es una ciudad dentro de una ciudad que pertenece a otro
país? ¿Es un país dentro de otro país? Curiosamente la respuesta a estas
preguntas es positiva. Sí, el Vaticano es esto y mucho más.
Incluso
es también patrimonio de la humanidad, declarado por la Unesco en el año 1984.
El Vaticano pues es algo peculiar y único dentro de la geografía geopolítica
mundial.
Sin
embargo, el Vaticano no es una nación, pues una nación es un conjunto de
personas de un mismo origen étnico que comparten unos vínculos (históricos,
sociales, culturales, etc.). Tampoco es un distrito de Roma, pues no tiene
ninguna relación con la capital italiana.
¿Entonces
qué es el Vaticano?
El
término Vaticano es un término genérico que, en el lenguaje corriente, se
refiere a tres cosas:
1. Un país. El Vaticano, en sentido
estricto, es un país porque un país es un territorio con características
geográficas y culturales propias; y es una entidad políticamente independiente.
Es un país que se llama La Ciudad del Vaticano. Es un país con su propia
administración, fronteras, idioma oficial, policía, etc..
Y es
pues un país como cualquier otro, aunque sea el más pequeño del mundo, y por
tanto puede ser considerado como un país extranjero para los italianos. El
Vaticano es un híbrido entre ciudad y país elevado al rango de Estado.
2. Un Estado. Esta ciudad-país ‘la ciudad
del Vaticano’, ha sido elevada al rango de Estado cuyo nombre oficial es
‘Estado de la Ciudad del Vaticano’. Sí, el Vaticano es un Estado y como tal es
una comunidad social con una organización política común, con unos órganos de
gobierno propios y con un territorio; es un Estado que es independiente y
soberano en todo sentido de los otros Estados.
El
Vaticano es un Estado que surgió jurídicamente con la firma del tratado de
Letrán, entre la Santa Sede y el entonces Reino de Italia, en el año 1929. Con
el tratado de Letrán se quiso restaurar la autonomía política del Papa que
había ejercido a través de los siglos como soberano de los Estados Pontificios.
Estos pactos resolvieron el problema de la autoridad temporal que había perdido
el Papa, asegurándole la soberanía sobre el Vaticano y algunas otras
propiedades dentro y fuera de Roma.
Este
mini Estado, tiene como jefe de Estado al Papa, por lo que puede considerarse
que el Vaticano es una de las pocas teocracias del mundo.
El
Estado de la Ciudad del Vaticano se instituyó como una realidad
jurídico-política; una realidad a la que se le garantiza su absoluta y visible
independencia de la Sede Apostólica y del ejercicio de la misión espiritual de
esta en el mundo. Este Estado de la Ciudad del Vaticano tiene sus injerencias
en la Ciudad del Vaticano en temas como: matrículas vehiculares, pasaporte,
bandera, himno, ejército, leyes, correo postal, moneda, etc.
3. La Sede del Papa. La ciudad del
Vaticano es la sede, valga la redundancia, de la Santa Sede o la Sede
apostólica. Hay pues que distinguir ambas realidades como elementos diferentes:
una cosa es la Ciudad del Vaticano y otra muy diferente es la Santa Sede.
Y la
expresión Santa Sede no sólo se refiere al Papa, sino también por extensión a
aquellos que le ayudan en el gobierno de la Iglesia (Canon, 361). El Vaticano
es la residencia del Papa. La Ciudad del Vaticano es pues la estructura que da
el soporte temporal y soberano (sustrato territorial) a la acción de la Santa
Sede.
En
consecuencia la Ciudad del Vaticano es por tanto la sede del gobierno central
de la Iglesia y del Estado de la Ciudad del Vaticano. En este sentido La Santa
Sede tiene plena y exclusiva soberanía sobre la Ciudad del Vaticano al ser esta
de su propiedad.
Además
la Santa Sede al tener personalidad jurídica propia de un Estado (como sujeto
de Derecho internacional) mantiene relaciones diplomáticas con los Estados del
mundo. En sentido estricto es la Santa Sede, y no el Estado de la Ciudad del
Vaticano, la que mantiene relaciones diplomáticas con los demás Estados del
mundo.
En
este sentido los embajadores de los Estados son acreditados oficialmente, no
por el Estado de la Ciudad del Vaticano, sino por la Santa Sede; y a su vez los
representantes del Papa, ante los Estados y las organizaciones internacionales
(los nuncios apostólicos) son reconocidos como representantes de la Santa Sede
y no del Estado de la Ciudad del Vaticano.
Incluso
la Santa Sede actúa de manera independiente del Estado de la Ciudad del
Vaticano; como tal, la Santa Sede participa tanto en las relaciones
internacionales bilaterales como multilaterales. Y la Santa Sede está
reconocida por la ONU, en calidad de Estado observador. La Santa Sede es una de
las entidades que tienen la especial posición de Estado Observador permanente
No-Miembro de la ONU.
TOMADO DEL PORTAL ALETEIA.
TOMADO DEL PORTAL ALETEIA.
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