Este joven madrileño escuchaba
música rap desde los 7 años y compuso su primera canción a los 17. ¿El motivo?
Poder liberarse de la tensión que lo acompañaba por la enfermedad de su hermano
menor y poder dedicársela a él. El rap le surgió como una alternativa de
liberación ante algo que no conseguía paliar con el deporte o las amistades.
Uno de sus amigos, precisamente, fue el que le dio la idea. “Oye, a tí que te
gusta el rap, ¿por qué no haces una canción para tu hermano para liberarte de
la tensión que sientes?”, recuerda Guillermo.
Sin embargo, podría parecer una
historia ideal. No fue así. Guillermo compuso otra canción después de esa y
empezó a ser conocido. Se vio a sí mismo detrás del artista que estaba
naciendo: “Desde que hice esa canción se me empezó subir el ego, al ver que con
una canción la gente estaba encima de mí. Entonces, decidí escribir otra
canción, ya para un sello discográfico, con los elementos típicos del rap:
insultos, menosprecios, etc”.
La confrontación a veces marca el
estilo del rap, pero Guillermo no se las había visto con Jesús, ni en el
escenario ni en la vida hasta ese momento. Describe su encuentro más bien como
un “encontronazo” que lo desbordó: “En unas convivencias sentí el
desprendimiento de amor que Él tiene por mí. Yo no quería que eso se quedase en
una experiencia. Quería hacer algo con eso en mi vida.”
Su manera de responder a lo que
le ocurrió fue desde lo que sabía hacer: rapear. “Hice una canción para Dios,
que no era ni cristiana, era como una carta hacia Dios”. A través de esa carta
que envió a Dios decidió cambiar: “Después de ese tema, me dí cuenta de que
todo lo que tenía, tenía que ser para Dios. Por eso cambié mi rap, para
ofrecérselo a Dios”.
Hasta su manera de componer sus
nuevos temas ha cambiado. A los artistas se les suele preguntar por el origen
de su inspiración. En el caso de Guillermo, reza antes de empezar al Espíritu
Santo. Alguna que otra vez, reconoce, que le ha cambiado el guion. “Yo soy el
instrumento de mis letras, no el protagonista. Me ha pasado muchas veces que
quiero escribir de una cosa y lo acabo haciendo de otra”, subraya.
Guillermo ha encontrado a Jesús
en la música. Asegura que a Él le ha venido a buscar por esa vía, pero que
Jesús se pone a la vista de muchas otras maneras, por una razón: cada uno de
nosotros. “Cristo está en la música, en las personas, en los libros, en el
paisaje. Al final, Cristo se muestra de diferentes formas para hacerse el
encontradizo con las personas”.
“¿La música cristiana tiene algo
que aportar? Un mensaje de vida”
Por PABLO VALENTÍN-GAMAZO
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