El arzobispo de Zaragoza ha escrito esta carta magnífica a todos los diocesanos y
personas de buena voluntad para invitarles a inscribir a sus hijos en clase de
Religión. En ella, se pone en valor las razones para su presencia en la escuela
y los derechos fundamentales sobre los
que se sustenta a la vez que pide honestidad para que esta sea ofertada sin que
se vulnere la ley, agradece y reconoce la
labor de todos los profesores de Religión que la imparten que son perjudicados,
además, laboralmente si se vulnera el derecho a impartirla y recibirla.
Queridos
diocesanos:
En
el tercer trimestre del curso escolar se formaliza la matrícula de los alumnos
en los Centros de Enseñanza en los distintos niveles en nuestra Diócesis de
Zaragoza. Con este motivo hago una llamada apremiante a los
padres y a los alumnos, para que soliciten la clase de Religión y Moral Católica
para el próximo curso.
Importancia
y valor de la clase de Religión
La
oferta de la enseñanza de la Religión Católica en el currículum escolar es
decisiva para una educación integral de la persona, para el diálogo entre la fe
y la cultura, además de ayudar a entender las raíces cristianas de nuestra
historia y cultura. Favorece la acogida y comprensión del otro, invita a
comprender y estimar las otras religiones, promueve el respeto y amor a la
naturaleza como obra de Dios.
La
clase de Religión en la Escuela está basada en una concepción antropológica
abierta a la dimensión trascendente del hombre y de la mujer. Unida a la
formación doctrinal y moral, la enseñanza escolar de la Religión Católica
favorece también el desarrollo de la responsabilidad personal y social así como
promueve el ejercicio de los demás valores cívicos para el bien común de la
sociedad.
Derecho
fundamental y constitucional
Es
un derecho fundamental de los padres amparado por nuestra Constitución
Española: “Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres,
para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo
con sus propias convicciones” (Constitución Española, Art. 27, 3).
La
educación de los hijos corresponde a los padres y no al Estado. La eliminación
de este derecho o la imposibilidad de elegir libremente el centro educativo
para sus hijos daña significativamente nuestra democracia. En una sana
democracia, las administraciones centrales y autonómicas deben garantizar dicha
educación elegida por las familias, sin intentar imponer otras concepciones
ideológicas. Al Estado no le corresponde imponer su visión del mundo y del
hombre ni una ética determinada, sino servir al pueblo, formado por diversas
sensibilidades, credos religiosos y formas de entender la vida.
Llamamiento
para la inscripción en la clase de Religión
Me
dirijo a vosotros, alumnos, para que seáis responsables y pidáis la
Religión. En el centro de la enseñanza religiosa está la persona de Jesucristo.
Jesús es el Camino que nos lleva a Dios. Jesús es el Maestro
de la Verdad. Jesús es el Maestro de la Vida.
Me
dirijo a vosotros, padres, que sois los primeros educadores y
testigos de la fe de vuestros hijos, para que ejerzáis vuestra vocación y
misión. Sois los depositarios de los derechos fundamentales y originarios de la
educación y, por eso, debéis pedir la clase de Religión, si esa es vuestra
convicción.
En
el ejercicio de este derecho y deber invito encarecidamente a los sacerdotes y religiosos,
para que colaboren en esta importante tarea.
Me
dirijo a vosotros, profesores de Religión, que en nombre de la
Iglesia transmitís la doctrina católica de modo académico en diálogo entre la
fe y la razón. Desde esta carta pastoral os reitero mi
confianza y agradezco sinceramente vuestro servicio en esta hermosa y difícil
misión de la formación integral de los alumnos.
De
todos depende que haya mayor número de alumnos que piden la clase de Religión,
sobre todo, en ESO y Bachillerato. El descenso repercute en la disminución de
las dedicaciones de los profesores de Religión y la pérdida de puestos de
trabajo. Si no se pide la clase de Religión, no habrá clase de Religión en los
Centros.
Espero
que todos prestemos el máximo interés en esta tema. Confío que los responsables
de la Dirección de los Centros Escolares sean siempre respetuosos de los
derechos de los padres, de los alumnos y de los profesores, y garanticen su
correcto ejercicio.
Agradezco
de corazón el trabajo bien hecho de nuestro Delegado Episcopal de Enseñanza, de
todo el equipo de la Delegación y de los profesores de Religión.
Con mi afecto y
bendición,
+ Vicente Jiménez
Zamora
Arzobispo de Zaragoza
Arzobispo de Zaragoza
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