He
tenido épocas duras en las que no he creído en Dios, o estaba enfadada con Él.
Me gusta ir a misa de niños con mis hijos y oír que Dios es mi amigo, y que si
no quedo con Él, se enfría la fe, como en cualquier relación. Dios me da
fuerza. Cuando pasan cosas malas, o que parecen imposibles de afrontar, al
rezar vuelvo a recuperar la energía y la confianza en Él. Rezo las oraciones que me sé y hablo con Él
de mis cosas. Lo que sí he cambiado ha sido que, en lugar de pedir y pedir,
ahora doy gracias a Dios por lo que tengo. Eso me hace tener una visión más
positiva y realista de la vida”.
REVISTA
MISIÓN – Fue Disco de Oro y sus canciones tienen millones de visitas en
YouTube. Pero hace cinco años se atrevió a hablar públicamente contra el
aborto, y la oleada de críticas fue tal que decidió alejarse de los escenarios.
Tampoco ayudaron los excesos a los que le llevó la fama. Ahora, Nena Daconte
prepara su vuelta con un nuevo disco, que no habría salido a la luz sin el
apoyo de sus padres, de su marido, de sus hijos… y de Dios.
Que
levante la mano quien no haya tarareado “Tenía tanto que darte”, o “En qué
estrella estará”, que incluso fue banda sonora de la Vuelta Ciclista a España en
2006. Su autora, Mai Meneses, conocida como Nena Daconte, pasó de ser Disco de
Oro al anonimato, tras sufrir una tremenda presión por cantar, en 2012, en un
acto a favor del derecho a la vida. Cinco años después y con dos hijos que,
dice, “me han enseñado a madurar y a que me importen un bledo las críticas”,
ultima su nuevo disco.
Habla
como canta: con una naturalidad próxima a la candidez y un optimismo no exento
de melancolía. Su familia, la fama, el trabajo, o cosas que nunca había contado
en una entrevista, como su fe o los problemas de salud que padeció cuando se le
fue la mano “con… de todo” son las notas con que interpreta esta entrevista,
salpicada de sonrisas.
Mi
hijo de cinco años no sabe que estudió Derecho, ni que viene de una familia de
notarios, pero cuando le planteé qué le preguntaría él, me dijo: “¿Y por qué a
ella le gusta cantar?”
–
[Ríe] Porque me relaja muchísimo. Cuando tenía seis años empecé a ir a clase de
canto, y mi profesora estaba casada con un mulato que se paseaba con un tití en
el hombro. Al verlo, pensaba: “¡Oooh, dedicarse a la música tiene que ser
guaaay!”. En realidad, hasta que no entré en Operación Triunfo –que para mí fue
“Operación Fracaso”, porque me expulsaron la primera de la segunda edición– no
tenía ni idea de esta profesión. Para mí cantar es un camino que me hace mejor
persona, tanto en bondad como en sabiduría.
Explíqueme
esto mejor…
– He
llegado a la conclusión de que, cuanto más cerca estoy de mi interior, más
llega lo que canto. A mí me gusta meter voz y hacer virguerías, y resulta que
eso no llega, sino que mi música toca cuando meto lo más íntimo.
Ha
sido varias veces Número 1 en ventas, es Disco de Oro, algunas de sus canciones
tienen millones de visitas en YouTube… ¿Cuesta mantener la cabeza fría al alcanzar
la fama?
– Es
difícil. Yo me volví superinsegura. En lugar de pensar en las circunstancias
que me habían llevado ahí, escuchaba mis canciones y pensaba: “No son tan
buenas; no merezco tanto”. La verdad es que lo pasé mal. Pero el tiempo y la
maternidad me ha hecho separarme de todo y volver al escenario con una
seguridad que ojalá hubiese tenido antes.
Acaba
de actuar en dos conciertos solidarios, en Aranjuez y en la Universidad
Francisco de Vitoria, y colabora con causas benéficas. ¿Por qué?
– Me
gusta ayudar, me da alegría y satisfacción. Como artista es lo menos que puedo
hacer. No tengo tiempo para ser voluntaria y dedicarme a ayudar sobre el
terreno, así que cuando me piden ayuda, investigo qué hace esa fundación o esa
ONG, y me implico. Cantaría gratis todos los días, pero hay que comer.
También
cantó en una marcha provida en 2012. Lo políticamente correcto hubiera sido
posicionarte a favor del aborto. ¿Por qué se arriesgó?
Uno
de los organizadores de aquel acto anunció que yo actuaría antes de que lo
hubiese confirmado. Cuando salió en los medios, mucha gente me llamó para
decirme: “¡No cantes! Escribe un comunicado y di que ha sido un error”. Otros,
de la profesión, me decían: “Como estás embarazada, invéntate una excusa”. En
Twitter me pusieron a parir durante tres semanas. Me dijeron de todo. Ver
tantas reacciones contra el hecho de que cantara, me hizo entender que lo que
tenía que hacer era, precisamente, cantar. Me parecía increíble que un artista
no pudiera defender una causa como esa. Pensé: “Canto y me juego el cuello. Y
si por esto hay gente que no me sigue, pues que no me siga”. Y actué. Luego
escribí una canción, “Causas perdidas”, que expresa el enfado contra todos los
modernos que van de progres y de tolerantes por la vida, y que si no opinas lo
mismo que ellos te hunden y te machacan.
En
esa canción comienza diciendo: “Nací en un país dividido”
–
Sí, y nuestra generación no tendría por qué sentir eso. Somos muy jóvenes,
hemos nacido con la Constitución, pero en estos temas, sin embargo, no se puede
opinar diferente. En el tiempo que hemos estado de elecciones constantes,
cuando surgieron Podemos y otros partidos, la gente de derechas estaba muy
asustada porque la izquierda se estaba radicalizando muchísimo.
¿Qué
opina del aborto?
–
Abortar es algo malo. Quienes defienden el aborto dan razones desmoralizándolo:
“Es una célula, o como si te sacaran una muela…”. Eso no es verdad: ahí hay un
ser humano, hay una vida que se interrumpe. Puedo llegar a entender que haya
una ley que contemple una serie de causas por las que una madre pueda abortar,
y que tenga con su conciencia los conflictos que sea, pero lo que ha hecho
sigue estando mal.
¿“Tenía
tanto que darte” está compuesta tras un aborto?
– Es
una canción de amor. Cuando la canté el Día de la Vida lo hice porque sabía que
para mucha gente significaba eso. Pero a otras personas les ha servido para
poner palabras a sus sentimientos tras perder a un ser querido, o a una
relación que no les hubiera gustado acabar. Me gusta explicar ciertas
canciones; otras, como esta, tienen muchos dueños y prefiero que cada uno la
interprete como quiera.
¿Volvería
a actuar en aquel concierto?
–
Sí. Aunque, antes del parón, me lo habría pensado. Paré porque quería estar
tranquila; no me compensaban tantas críticas y ataques. Sé hacer otras cosas,
así que me puedo dedicar a algo que no sea la música y que no me haga sufrir.
Ahora vuelvo porque me importa un bledo lo que digan en Twitter. Pero ha habido
épocas duras.
¿A
qué se ha dedicado en este tiempo?
– A
mi familia. También he estudiado interiorismo y paisajismo, y he tenido varios
clientes. Era gracioso cuando algunos me reconocían y se extrañaban al verme,
yo que sé, buscando precios de pérgolas. Pero prefiero trabajar haciendo
jardines que verme sufriendo por mantener la fama. Además, ¡he aprendido mucho
de plantas! [Ríe]
¿Se
puede hacer un parón profesional para dedicarse a la familia, sin convertirse
en la caricatura de una marujona?
–
¡Sí! Yo me he dedicado a llevar y traer a mis hijos al cole, a hacerles la
comida, la merienda, la cena… La verdad es que he sido una marujona total ¡y
feliz!
¿Cómo
le ha cambiado ser madre?
– Me
ha dado más peso… ¡en todos los sentidos! Me ha dado madurez y me ha enseñado
lo que es el amor de verdad.
¿Y
el matrimonio?
– Al
casarme cerré la puerta de la inestabilidad emocional para estar tranquila y
disfrutar de mi marido, de mi familia, de hacernos mayores. Después de casarme
dejé de componer canciones dramáticas porque no encontraba esos sentimientos en
mi corazón. En mi próximo disco vuelvo a abrir esa puerta porque después de
alguna discusión voy guardando el recuerdo de esos sentimientos para poder
componer. [Más risas]
¿Qué
le gustaría que pensaran sus hijos cuando escuchen sus discos?
–
Quiero que se sientan orgullosos de su madre. Les podrá no gustar mi música,
eso no me importa, pero quiero que puedan pensar: “Mi madre es cantante, o
paisajista, o lo que sea, y es una mujer fuerte, luchadora, trabajadora,
alegre”.
Canta
a la vida sencilla e imperfecta, pero con optimismo…
–
Siempre he tenido mucho sentido del humor y un puntito cínico que me salva de
la depresión. Es cierto que me inspira mucho la parte triste de la vida, pero
soy como un payaso: aunque tenga dramas por dentro, estoy alegre por fuera.
Usa
expresiones como “levanta la mirada”, “mira alto”… ¿Cree en Dios?
–
Sí. He tenido épocas duras en las que no he creído, o estaba enfadada con Él.
Pero ahora puedo decir que sí: creo en Dios y voy a misa. Y cuanto más voy a
misa, más creo en Dios; y cuánto más rezo, más fe tengo. Me gusta ir a misa de
niños con mis hijos y oír que Dios es mi amigo, y que si no quedo con Él, se
enfría la fe, como en cualquier relación.
¿Qué
le da ese contacto con Dios?
–
Fuerza. Cuando pasan cosas malas, o que parecen imposibles de afrontar, al
rezar vuelvo a recuperar la energía y la confianza en Él.
Decía
san Agustín que “el que canta, ora dos veces”. ¿Reza cantando?
–
No. Rezo las oraciones que me sé y hablo con Él de mis cosas. Lo que sí he
cambiado ha sido que, en lugar de pedir y pedir, ahora doy gracias a Dios por
lo que tengo. Eso me hace tener una visión más positiva y realista de la vida.
¿Creer
en Dios abre o cierra puertas en el mundo del espectáculo?
– No
te abre ninguna. Yo esto no suelo contarlo. En un medio público, te lo estoy
contando a ti por primera vez. Es más cool ser ateo y progresista, pero yo creo
en Dios, y eso que por mi entorno muestro ser muy moderna. En España parece que
no podemos tener creencias religiosas, pero ya me da igual. También he hablado
indirectamente de la fe en algunas de mis canciones, sobre todo de los momentos
de oscuridad que he tenido.
¿En
cuál y por qué?
– En
“El halcón que vive en mi cabeza” hablo de esa oscuridad, que da miedo.
¿Y
cómo salió de ella?
– Me
costó mucho. Esto tampoco se lo he contado a casi nadie, pero después de vivir
en Barcelona, antes de casarme, me volví a Madrid a casa de mis padres porque
estuve muy malita.
¿Qué
le pasó?
–
Digamos que en la gira me pasé un poco con… de todo. Eso te descompensa
químicamente, y si encima eres una persona de pensar mucho, la cosa empeora. De
algo así se sale con tiempo, yendo al médico y haciendo piña con la gente que
te quiere de verdad. Yo volví a casa con mis padres… y a Dios. Después de dos
hijos entiendo y quiero mucho más a mi madre, porque yo he sido superrebelde.
La
expulsaron a la primera de OT… pero sacó su primer single. Cuando fue a ver a
los productores de su último disco la echaron hasta que tuviera 20 canciones
más… y volvió con ellas. ¿La tenacidad es parte del éxito?
– La
tenacidad, el trabajo y creer en uno mismo. En cualquier profesión, trabajar da
resultados. Igual que en la vida: si tienes un problema y lo analizas y lo
trabajas, consigues resultados. Luego está hacer lo que te gusta y no escuchar
a casi nadie, porque todo el mundo opina diferente sobre cómo hacer las cosas.
Está bien escuchar para aprender, pero tienes que tomar tú la última decisión.
Para
terminar: ¿Hay algo que no le haya preguntado y quiera decir?
–
Sí. Me gustaría invitar a la gente a escuchar más canciones de mi repertorio,
además de “Tenía tanto que darte”. Hay canciones bonitas que pueden ayudar y
hacer disfrutar. Para eso canto.
TOMADO DE LA REVISTA MISIÓN
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