Se
entrevista a Juan Manuel Cotelo, director de "Infinito más uno".
Pertenece a una familia católica en la que la fe y la oración no se
consideraban algo especial, sino "lo más normal del mundo". Esta fe
fue muy importante para él y le ayudó especialmente tras la muerte de su padre,
cuando todavía era muy joven.
Con
el paso del tiempo, Juan Manuel se dio cuenta de que las distintas dimensiones
de su vida corrían por los carriles de una misma autopista. Había un carril
para la vida personal, otro para el trabajo, otro para las diversiones, otro
para la fe... Pero estos carriles eran paralelos, nunca se entrecruzaban. En un
momento dado, Dios le hizo comprender que todas las dimensiones de su vida
tenían que seguir un mismo y único carril.
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