1) La clase de Religión contribuye a crecer por dentro porque establece los
cimientos de una personalidad sólida, equilibrada, abierta a la trascendencia,
en la totalidad de las dimensiones que integran el ser humano.
2)
Presenta una panorámica global del fenómeno religioso, que aparece en todas las
culturas, como experiencia de humanización.
3)
Contribuye a conocer la historia común, a ver la sociedad con mirada lúcida,
atenta y comprometida, e impulsa a construir relaciones basadas en principios
firmes.
4)
Permite ahondar en la búsqueda de las respuestas que inquietan a toda la
humanidad, avanzar en el conocimiento propio, en la capacidad de establecer
vínculos con los demás.
5)
Estimula a conocer el pensamiento y las obras de aquellas personas que han
dejado una huella profunda en el surco de la historia. Presenta, sin
prejuicios, a quienes han significado, con su vida, su trabajo y su testimonio,
un enriquecimiento para toda la humanidad.
6)
Abre el horizonte para la comprensión de la cultura en sus expresiones
artísticas. A lo largo de los siglos se han ido produciendo manifestaciones en
el terreno de la literatura, la escultura, la pintura, la arquitectura, la
música, las artes escénicas, el cine, etc., cuyas claves solamente se pueden
comprender desde un fundamento religioso.
7)
Favorece una personalización de la relación y del encuentro. Estimula la
colaboración más que la competitividad. Apunta hacia el impulso recíproco en
lugar de la rivalidad. Anuncia y promueve una convivencia abierta y serena.
8)
Contribuye al crecimiento en libertad y al robustecimiento de la libertad.
9)
Anima la creatividad y no solamente la receptividad. Supera la pasividad e
invita al trabajo activo, compartido y solidario.
10)
Compromete en la cultura de la paz. Acompaña a los estudiantes para que sean
dignos de la paz, receptores de la paz y constructores de la paz.
11)
Favorece una comprensión más completa de los grandes acontecimientos de la vida
y de las grandes realidades de la naturaleza.
12)
Subraya el valor de la persona, estimula en el deber de respetarla y
protegerla, desde la igualdad fundamental de todos los seres humanos.
D.Julián Ruiz Martorell, Obispo de Jaca-Huesca
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