EL RINCÓN DE FERNY

domingo, 26 de enero de 2014

A PROPOSITO DEL ABORTO



Mi obispo, Carlos Escribano Subías, ha escrito esta carta pastoral sobre la realidad del aborto que me parece muy interesante compartir:

26-1-2014

    ¿Por qué es tan importante considerar la defensa de la vida como parte del anuncio evangélico? La perspectiva cristiana contempla la vida humana como don de Dios. Sin embargo, la misma humanidad amenaza, de modo constante, esta rica herencia. Son muchos los peligros que acechan al don de la vida y en muchas ocasiones estos peligros surgen de una propuesta antropológica deficiente, que acaba imponiendo su modo de ver el mundo y a la persona humana a la hora de definir el comportamiento habitual referente a las cuestiones sobre el respeto a la vida humana.

    Es verdad que muchas mujeres “se encuentran en situaciones muy duras, donde el aborto se les presenta como una rápida solución a sus profundas angustias, particularmente cuando la vida que crece en ellas ha surgido como producto de una violación o en un contexto de extrema pobreza. ¿Quién puede dejar de comprender esas situaciones de tanto dolor?” (EvG 214). El Papa nos recuerda que debemos hacer todo y más por estar a su lado.

    A la vez, toda la Iglesia debe sentirse responsable a la hora de afrontar la defensa de la vida del no nacido: “Entre esos débiles, que la Iglesia quiere cuidar con predilección, están también los niños por nacer, que son los más indefensos e inocentes de todos, a quienes hoy se les quiere negar su dignidad humana en orden a hacer con ellos lo que se quiera, quitándoles la vida y promoviendo legislaciones para que nadie pueda impedirlo. Frecuentemente, para ridiculizar alegremente la defensa que la Iglesia hace de sus vidas, se procura presentar su postura como algo ideológico, oscurantista y conservador. Sin embargo, esta defensa de la vida por nacer está íntimamente ligada a la defensa de cualquier derecho humano. Supone la convicción de que un ser humano es siempre sagrado e inviolable, en cualquier situación y en cada etapa de su desarrollo. Es un fin en sí mismo y nunca un medio para resolver otras dificultades”. (Evangelii Gadium 213)

    Desde el punto de vista ético, al reconocer que el embrión humano es persona se está haciendo una afirmación que conlleva unas exigencias. Se trata de algo más que un dato cognosci­tivo: un saber teórico e indiferente que no obliga a nada. Si afirmo que el embrión humano es persona, esto se convierte en fuente de eticidad y, por ello, de obligatoriedad y de responsabilidad para la libertad del sujeto que se sitúa ante el tema. Si estoy ante una vida humana, tengo la obligación moral de protegerla. Esto tiene consecuencias jurídicas. Las leyes deben proteger, en su caso, la vida de los más débiles. “Si esta convicción cae, no quedan fundamentos sólidos y permanentes para defender los derechos humanos, que siempre estarían sometidos a conveniencias circunstanciales de los poderosos de turno” (EvG213).

    En este debate tiene especial importancia nuestro concepto de libertad. Esta debe estar siempre referida al bien y nunca debe convertirse en un absoluto ante el que cabría la posibilidad de rendir una vida en el momento en el que surge un conflicto de libertades: la libertad de la madre y del embrión, la del anciano terminal y la su familia. Si así ocurriese, estaríamos ante una propuesta deficiente de lo que la libertad es y de su ejercicio responsable.

    Y la Iglesia no puede renunciar a este planteamiento. Nos lo recuerda el Papa Francisco en su preciosa Exhortación Evangelii Gaudium: “Precisamente porque es una cuestión que hace a la coherencia interna de nuestro mensaje sobre el valor de la persona humana, no debe esperarse que la Iglesia cambie su postura sobre esta cuestión. Quiero ser completamente honesto al respecto. Éste no es un asunto sujeto a supuestas reformas o «modernizaciones». No es progresista pretender resolver los problemas eliminando una vida humana” (EvG 214).

                + Carlos Escribano Subías,
               Obispo de Teruel y de Albarracín

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