EL RINCÓN DE FERNY

viernes, 8 de noviembre de 2013

ACERCAMIENTO A LA BIBLIA. !ANIMO!



                  Iniciación Bíblica


OBJETIVOS

    Conocer la situación personal en la que se encuentran los miembros del grupo ante la Palabra de Dios.

    Ayudar a realizar una lectura de la Biblia que, escapando de la literalidad de los textos, conduzca a una comprensión autoimplicativa del mensaje de la Palabra de Dios.

    Entender que también nosotros hoy somos miembros activos de la Historia de la Salvación y que, como tales, el mensaje bíblico tiene que resonar en nosotros como algo vital y no como historias -más o menos creíbles- sucedidas hace mucho tiempo.

ESQUEMA DEL DESARROLLO

En esta primera parte del tema, de carácter eminentemente introductorio y sintético; pretendemos, tras conocer la situación en la que se encuentra cada uno/a ante la Palabra de Dios, presentar los siguientes aspectos:

_    La Biblia es un conjunto de libros escritos por unos autores concretos, en unas lenguas y modos concretos.
_    Os textos bíblicos no son la narración "biográfica" de la historia de un pueblo o un personaje, sino la narración de la lectura creyente que el pueblo hace de los acontecimientos que ha vivido.
_    Simplificando, hay dos modos de situarse ante los textos bíblicos: "leer" o "estudiar" los textos bíblicos; no se excluyen, deben complementarse.
_    La lingüística nos ayuda a comprender mejor los textos bíblicos utilizando las herramientas que nos proporciona.
_    El estudio simbólico de los textos bíblicos nos ayuda a descubrir el contexto y el sentido en el que están escritos para doder resolver desde la profundidad de la mentalidad bíblica las "trampas" a las que nuestra racionalidad lógica someta a la Biblia.

SUGERENCIAS METODOLÓGICAS

3.1    MI SITUACIÓN ANTE LA PALABRA DE DÍOS:

1.         Leo los siguientes textos

1.         Relato de la Creación: Génesis 2, 4b - 25
2.         Visita de los Reyes Magos: Mateo 2, 1 - 23
3.         Multiplicación de los panes: Juan 6, 1 -15
2.         Trato de responder a las siguientes preguntas

1.         )Cómo me sitúo ante cada uno de los tres textos?

*           )qué me dicen?
*           )influyen para algo en mi vida?
*           )tengo dificultades para entenderlos?
*           )tengo dificultades para aceptarlos?

2.         )Cómo explicaría, trabajaría cada uno de estos tres textos con un grupo de adolescentes?


             3. Trabajo en tres grupos:
-           puesta en común del trabajo realizado personalmente.
           Respuesta a la pregunta ¿Cómo explicaría, trabajaría cada uno de estos tres textos con un grupo de adolescentes?" (cada grupo sólo trabaja uno de los textos).

             4. Puesta en común en grupo grande de lo preparado en cada grupo en torno a la pregunta "¿Cómo explicaría, trabajaría cada uno de estos tres textos con un grupo de adolescentes?".

3.2. LECTURA Y ESTUDIO DE UN TEXTO.

_    Presentación detallada por parte del animador. Conviene detenerse en esta apartado, pues, desde su clarificación, puede conseguirse una síntesis de los diversos modos de situarse ante la Palabra de Dios. Convendrá, con todo, insistir que saber analizar un texto desde los diferentes contextos no lleva necesariamente a creer o comprometerse más, si bien puede ser un buen camino.

Sin pensar en ningún texto concreto, mi situación general en torno a la Biblia es...


¿Qué es la palabra de Dios para mí?

¿Cómo me sitúo ante la Palabra de Dios?








¿Con qué dificultades me encuentro ante la Palabra de Dios?

¿Qué necesidades percibo ("seguridades" necesitaría) ante el hecho de tener que utilizar textos de la Palabra de Dios en los grupos cristianos?

DESARROLLO DEL TEMA

1/    LA BIBLIA: ¿LIBRO O BIBLIOTECA?

1.1 Unos nombres

La palabra biblia viene del griego: es un nombre en plural, ta biblia que significa los libros. Pasando por el latín, se ha convertido en un nombre femenino plural: la biblia.

Pero más que un libro, la Biblia es una biblioteca. En efecto, nos encontramos allí con cierto número de obras muy diferentes entre sí, agrupadas en dos grandes conjuntos: el Antiguo y el Nuevo Testamento (abreviados: AT y NT). Esta última palabra no tiene el sentido que ahora le damos en nuestras lenguas: es una copia de la palabra latina testamentum, que traduce la palabra hebrea con que se designa la alianza. Así, pues, la Biblia es el conjunto de libros que nos hablan de la alianza que estableció Dios con Israel por medio de Moisés (antigua alianza) y que llevó a su plenitud en Jesucristo (nueva alianza).
También suele llamarse la Biblia la Escritura, las Escrituras, la Sagrada Escritura. Esto es importante y significa por lo menos dos cosas: se trata de la Palabra de Dios puesta por escrito; por tanto, puede haber una Palabra de Dios que no se haya escrito. Por otra parte, lo que para nosotros es Palabra de Dios son los escritos y no los sucesos o las palabras pronunciadas antes de que fueran redactados.

1.2 Unos libros

La primera parte de la Biblia, el Antiguo Testamento, es común a los judíos y a los cristianos, pero con algunas diferencias.
Los judíos, seguidos por los protestantes, reconocen sólo los libros escritos en hebreo, unos 40; los católicos añaden 6, escritos en griego. Los protestantes llaman a estos seis libros "apócrifos", y los católicos "deuterocanónicos", es decir, que entraron en el canon o regla de fe en segundo lugar.

El Nuevo Testamento, idéntico para todos los cristianos, tiene 27 libros.

La "biblioteca" del cristiano -o Biblia- tiene entonces 67 ó 73 libros. Para designarlos se suelen utilizar unas abreviaturas. Así, Gn significa Génesis, Ap indica el Apocalipsis. El sistema de abreviaturas tiende a uniformarse, pero puede haber algunas diferencias, entre las diversas ediciones de la Biblia.

1.3 Unas clasificaciones

Para colocar los libros en un armario de la biblioteca se pueden seguir varios métodos.
Si se busca la estética, los pondréis por tamaño. Así, en la Biblia, las cartas de Pablo suelen situarse por orden decreciente de extensión.
Si queréis ser prácticos, los agruparéis por temas. En la Biblia suelen entonces agruparse los profetas o las cartas de Pablo.

Si queréis seguir la evolución del pensamiento podréis clasificarlos según su fecha de aparición, la literatura anterior a la guerra mundial, la literatura entre las dos guerras, la literatura posterior a 1945...
La clasificación de los libros del Nuevo Testamento es la misma en todas las biblias cristianas. Para el Antiguo Testamento nos encontramos con dos clases de colocación:

-      la Biblia de los judíos tiene tres partes: la LEY o Torah (que llamamos el Pentateuco)- los PROFETAS o Nebiim, divididos en dos grupos: los profetas primeros (son los libros que llamamos poco atinadamente "históricos") y los profetas segundos (Isaías, Jeremías, Ezequiel y los otros doce)- finalmente, los ESCRITOS o Ketubim. Tomando la primera sílaba de cada uno de los títulos (Torah, Nebiim, Ketubim), los judíos han formado la palabra TaNak, que para ellos designa la Biblia. Esta es la clasificación que ha adoptado la Biblia ecuménica (TOB), añadiendo al final los libros que reconocen sólo los católicos.
-      la mayoría de las Biblias adoptan el orden, inspirado en la Biblia griega, que clasifica los libros en cuatro partes: el PENTATEUCO - los libros HISTÓRICOS - los libros PROFÉTICOS - los libros SAPIENCIALES.

1.4 Unas lenguas

El conjunto del Antiguo Testamento está escrito en hebreo con algunas raras páginas en arameo. Estas dos lenguas (lo mismo que el árabe) sólo se escriben con consonantes; es el lector el que tiene que añadir  las vocales según el sentido que él da a las palabras. Unos sabios judíos llamados "masoretas", del siglo VII de nuestra era, fijaron el sentido de un texto añadiendo las vocales bajo la forma de unos puntitos por debajo y por encima de las consonantes; por eso se le llama a veces a ese texto hebreo "texto masorético".

El Antiguo Testamento fue traducido al griego a partir del siglo III antes de Cristo en Alejandría. Según la leyenda, 70 escribas, trabajando por separado, llegaron exactamente a la misma traducción. El sentido de esta leyenda tiene su importancia; significa que semejante traducción sólo pudo ser inspirada por Dios. Por eso a esta traducción se le llama la de los SETENTA, y se habla a veces de los Setenta (o en abreviatura LXX). Hubo otras traducciones griegas antiguas, las de Aquila, Symmaco, Teodoción....

El Nuevo Testamento fue escrito totalmente en griego, en el dialecto "común" que se hablaba en aquella época y que es algo distinto del griego clásico; a ese griego se le llama la koiné o (lengua) común. Los especialistas traducen y trabajan sobre los textos originales, es decir, los textos hebreos del AT y los griegos del NT.

Entre otras traducciones o versiones antiguas se pueden mencionar las traducciones siriaca, copta y latina. La versión latina que se llama "Vulgata" (editio vulgata = edición vulgarizada) es obra de San Jerónimo (finales del IV - comienzos del V d.C.).

1.5 Capítulos y versículos   

Para poder encontrar fácilmente las citas de la Biblia, Esteban Langton tuvo la idea de dividir cada libro en capítulos numerados; así se hizo ya en 1226. El impresor Robert Estienne, durante un viaje en diligencia de Lyon a París en 1551, puso número a cada una de las frases de esos capítulos: es la división en versículos.

Esta distribución en capítulos y versículos no siempre corresponde al sentido del texto; no hay que tenerla en cuenta a la hora de comprender su sentido. Pero resulta práctica, ya que la han adoptado todas las Biblias. Para designar un pasaje de la Biblia, basta con dar la referencia, o sea, indicar el libro, el capítulo y el versículo; por ejemplo, Gn 2,4. En el recuadro adjunto señalamos el sistema de abreviaturas y de referencia  que se suele utilizar actualmente.

                                       ¿CÓMO INDICAR UNA REFERENCIA? 

Se indica primero el libro, en abreviatura.
La primera cifra indica el capítulo y la segunda, separada por una coma, el versículo.
Así, Gn 2,4 significa: Génesis, capítulo 2, versículo 4.
El guión sirve para unir varios capítulos o versículos. Gn 2-5 significa Génesis, capítulos 2 al 5 (incluido); Gn 2,4-8 significa: Génesis, capítulo 2, versículos 4 al 8 (incluido).
El punto y coma sirve para separar dos referencias diferentes: Gn 2; 5 = Génesis, capítulos 2 y 5.
El punto separa dos versículos diferentes del mismo capítulo. Gn 2, 4.8.11 remite a los versículos 4, 8 y 11 del capítulo 2.
La s añadida a una cifra significa y siguiente(s): Gn 2, 4s indica que hay que leer el versículo 4 y los siguientes del capítulo 2.
A veces el versículo resulta demasiado largo; si se quiere señalar sólo una parte del versículo, se añaden letras. Gn 2, 4a remite a la primera parte del versículo 4 del capítulo 2.
Un ejemplo: Gn 2, 4-6.8; 3, 5s; 4, 1-8, 2 significa: Génesis, capítulo 2, versículos 4 a 6 (incluido) y versículo 8; luego, capítulo 3, versículo 5 y siguientes; luego, capítulo 4, versículo 1, hasta el capítulo 8, versículo 2.
Este sistema es el que tiende a generalizarse en las diversas ediciones bíblicas y el que aquí utilizamos. (Pero hay otros sistemas).

1.6 Un pueblo vuelve a leer su vida
 
La Biblia, el Antiguo Testamento sobre todo, es un libro desconcertante. Aunque uno no lo haya abierto, sabe muy bien que es el libro sagrado de los judíos y de los cristianos y espera encontrar en él en estado puro la "palabra de Dios", una especie de catecismo o de manual de moralidad.
Y cuando lo abre..., encuentra en él unas historias viejas de un pueblo pequeño, historias muchas veces sin interés alguno, relatos de una moralidad poco edificante y que no se pueden leer en voz alta sin ponerse colorado, de guerras, de asesinatos..., unos poemas con los que resulta difícil rezar a pesar de que los hayan bautizado con la palabra "salmos"..., consejos de una moral caduca, superada y un tanto misógina...  Un libro desconcertante... Pero ¿es acaso un libro?.

Es ante todo una biblioteca: 73 libros que se fueron redactando durante cerca de mil años. Poned juntos en los estantes de vuestra biblioteca el poema del Mío Cid, las coplas de Mingo Revulgo, un tratado de teología de la edad media, los sonetos de Boscán, las obras de Santa Teresa, el Quijote, los escritos de Feijóo, Las Rimas de Bécquer, los Episodios Nacionales de Pérez Galdós, algunas canciones de Victor Manuel, varios libros de teología y de ciencia del siglo XX: tendréis así un panorama de la historia y de la literatura española durante mil años..., pero todo ello bastante heterogéneo.

2/    LOS GÉNEROS LITERARIOS

La Biblia es también un libro literario. Decir esto no es decir demasiado, ya que dentro de la literatura hay multitud de "géneros literarios". Es como cuando vamos al cine y nos preguntan por el tipo de película que hemos visto: de guerra, de misterio, de terror, etc. Por lo tanto, también necesitaremos saber qué géneros literarios hay en la Biblia, qué tipo de película vamos a ver, para luego poder hacerle al texto las preguntas adecuadas y no otras (¿quién se imagina estar viendo una película de terror y que alguien pregunte cuándo demonios se van a besar el chico y la chica?). Esto va a ser especialmente importante en el tema de "la verdad" en la Biblia.

En la Biblia podemos encontrar diversidad de géneros literarios, ya que en realidad se trata de una biblioteca (colección de libros), y como tal contiene variedad de ellos; incluso, dentro de algunos nos encontramos con múltiples géneros literarios distintos. Vamos a comprobarlo.

2.1/      Diversidad de géneros literarios

En la Biblia aparecen "sagas", o relatos que literariamente se parecen a las sagas, es decir, aquellos relatos que nos narran las peripecias de una familia. Fuera de la Biblia hay relatos de este tipo en Escandinavia, que precisamente sirvieron como modelos de estudio para las sagas bíblicas. ¿Dónde podríamos encontrar en la Biblia el género literario saga? Obviamente en los ciclos patriarcales, es decir, en aquellos relatos donde se nos narran las aventuras y el desarrollo de la familia de Abrahán, Isaac o Jacob.
Pero dado que la Biblia es un cuerpo de literatura, que ha tenido ese proceso tan largo y probablemente complicado de composición, no podemos pensar que los géneros los vamos a tener todos a la vista y completamente deslindados unos de otros, sino que nos los vamos a encontrar mezclados. Así, dentro del ciclo de Jacob, nos encontramos, por ejemplo, con una "etiología" (ver Gn 28,11-22).

Por etiología se entiende aquel relato que pretende dar razón de origen de un nombre, una costumbre, etc. Cuando el médico pregunta por la etiología de la fiebre, por lo que está preguntando es por el origen o la causa de esa fiebre. Pues en la Biblia nos encontramos con relatos de este tipo que pretenden ofrecer el origen de una cosa. En el texto de Gn 28 ¿Dónde estaría la etiología? En el texto se pretende poner en claro el origen del nombre del santuario que había en Betel; en el v. 17 cuando Jacob despierta del sueño afirma: "Qué terrible es este lugar: es nada menos que la Casa de Dios y la puerta del cielo". Pues bien, en hebreo "Casa de Dios" se dice Bet-El, o sea, Betel,  es decir, nos encontramos ante un texto que nos quiere dar razón de por qué ese santuario se llama Betel (o Casa de Dios): porque una vez allí Jacob soñó.

También en el texto bíblico podemos hallar "fábulas". Por fábula podemos entender aquél relato donde los personajes que intervienen suelen ser animales o vegetales que pretenden transmitirnos una enseñanza moral, la "moraleja". Ejemplos extrabíblicos los tenemos desde antiguo con las fábulas de Esopo, hasta tiempos más recientes con las fábulas de Samaniego o Iriarte. ¿Quién no se acuerda de la fábula de la zorra y las uvas verdes?, ¿o aquélla que empezaba diciendo: "A un panal de rica miel..."? Pues bien, fábulas las encontramos en Ju 9,6-15, donde una serie de árboles quieren elegirse un rey; se trata de una fábula antimonárquica.

Otro de los géneros literarios con el que nos podemos encontrar es con el "refrán". Refranes o sentencias, en hebreo "masal", las hay en todas las culturas. También en la cultura semita y, por lo tanto, algunos de estos han pasado a la Biblia. Encontramos uno en Jr 31,29: "Los padres comieron las uvas verdes y los hijos tuvieron la dentera". Sería equivalente a nuestro "pagaron justos por pecadores", es decir, las culpas por los delitos son pagadas no por los que los cometieron, sino por otros. Otro refrán que se puede citar es el que está en 1 Sam 19,24: "Hasta Saúl está con los profetas" (también aparece en 1 Sam 10,12). A éste, como resulta evidente, en más difícil encontrarle la equivalencia o entenderlo. Habitualmente se interpreta de dos maneras: como que se mete con la vida de los primeros grupos proféticos o como que la profecía no es hereditaria y, por tanto, hasta Saúl puede andar entre los profetas. Sin embargo ahora, para nosotros, lo interesante es hacer notar cómo en estos relatos nos encontramos con una narración que además sirve para reflejar la etiología u origen de ese refrán. Como vemos, un nuevo caso de mezcla de géneros literarios: un refrán y a la vez un relato etiológico que lo explica.
También podemos encontrar "himnos", que los podríamos definir como cantos que celebran la gloria de Dios. Suelen tener una estructura común que consiste en la exhortación al comienzo para alabar a Dios, los motivos para la alabanza y una nueva exhortación final a la alabanza.

Sería interesante leer Ex 15,1-18, donde está el himno o canto de Moisés por el paso de Mar Rojo a la salida de Egipto. El lugar propio del himno es la liturgia, es decir, se trata de piezas que tienen su origen y su lugar propio en el culto. El himno vendría a ser un subgénero dentro del gran género poético, porque en la Biblia también hay "poesías", y muchas. Numerosos escritos proféticos y sapienciales tienen forma poética. Nos interesa subrayar ahora fundamentalmente aquellas formas literarias que lo son precisamente porque siguen unas determinadas normas.

En la poesía hebrea es clave el paralelismo y el ritmo acentual. De momento nos basta saber que en la Biblia existe el género literario poético, cuyo exponente principal es esa colección de 150 poesías que llamamos Salterio. También podemos encontrar poesías sueltas en otros libros de la Biblia: ver por ejemplo 1 Sam 2,1-10, que es el canto de Ana, la madre de Samuel, donde posteriormente se inspirará el Magnificat de Lc 1,46-55 (comparar los dos textos).

El "credo" es otro de los géneros literarios que podemos encontrar. A alguien le puede parecer extraño que califiquemos de género literario al credo o a los credos, y sin embargo hay que mantenerlo así. La diferencia con los otros géneros que hemos visto es que esos otros géneros podríamos encontrarlos también en la literatura "profana", entendiendo por profano lo opuesto a lo sagrado, y a la Biblia como literatura "sagrada". A este respecto hay que decir dos cosas:
*   que, independientemente de su ámbito, profano o sagrado, el credo  es un género con características literarias propias que lo distinguen de otros géneros.
*   que en el hombre antiguo es difícil hacer esas distinciones entre profanos y sagrado que tan corrientemente hacemos hoy. Para las culturas antiguas, lo sagrado o lo religioso tenía más campo que en nuestros días, o al menos parecía más claro.

A pesar de haber dicho que no encontramos paralelos "profanos" de credo, sí es verdad que ha aparecido algo que podríamos calificar como la versión laica de los credos religiosos: las "declaraciones". Nos referimos a esas declaraciones que realizan los Organismos y que pretenden exponer, en forma de breves enunciados, las creencias o las convicciones: declaración universal de los derechos humanos, declaración de los derechos del niño, etc. En realidad están a caballo entre los credos y las colecciones de leyes al estilo del Decálogo (diez mandamientos). El ejemplo clásico de credo bíblico es el credo histórico de Dt 26,5-10. Se llama credo histórico porque sus artículos son momentos clave dentro de la historia de la salvación. Mejor dicho, en el credo de Dt 26 se ve que para Israel, la historia  como tal se convierte en Historia de salvación, porque en la historia cotidiana Israel ve la intervención de Dios.

Acabamos de aludir al Decálogo, o sea "diez palabras". Esto es ejemplo de un género literario que aún no hemos visto: "la ley".  En la Biblia también nos encontramos con esas normas que ordenan nuestra vida (así, entre nosotros, podríamos definir a la ley), que suponen una parte importante de la Biblia. Nosotros, modernamente, estamos acostumbrados a toparnos con la ley o las leyes en libros separados, que tratan exclusivamente de ello.  Si tomamos la Constitución Mexicana o el Código de Derechos Civil, allí no vamos a encontrar leyendas, historias de familia, refranes, y menos aún poesías; allí encontraremos solamente leyes.

En la Biblia no es así, no hay libros dedicados a las leyes y otros a otros géneros (ya hablamos de la mezcla de géneros), aunque haya algunos libros que mayoritariamente sean leyes como, por ejemplo, el Levítico. Como su propio nombre indica, es el libro de los levitas, que recoge las normas y leyes sobre el culto. Las leyes no suelen ir nunca sueltas, sino agrupadas en "códigos". Así entendemos el decálogo antes mencionado (Ex 20,1-17). El llamado "Código de santidad", que lo forman los capítulos 17-26 del Levítico (la parte más antigua del libro) y el "Código Deuteronomista" (Dt 12-26).

Es curioso observar cómo las leyes en la Biblia están dispersas, fundamentalmente por el Pentateuco, y a la vez todo el Pentateuco es considerado como Ley, incluidos los textos no específicamente legales. Esto está influido por el concepto de Ley que tiene Israel, sin duda alguna más amplio que el nuestro. Si entendemos la ley como la norma o la enseñanza que funda y rige mi vida, entonces tenemos que los acontecimientos que narra el Pentateuco, en su calidad de primeros, se convierten en ley para los tiempos sucesivos. Así, no sólo es ley  el "no matar", sino que también fundará y regirá mi vida "la fe" de Abrahám o "la relación amorosa" de Dios con su Pueblo en la liberación de Egipto.
Es posible que, por todo lo que llevamos dicho sobre los géneros literarios y sobre la Historia Sagrada, alguien pueda preguntarse si en la Biblia hay "algo de historia" en el sentido que entendemos todos: como narración que nos cuenta los hechos tal como sucedieron. Dicho de otra forma, si hay algo que no sea "inventado", porque ciertamente, gran parte de los géneros literarios que hemos comentado poco tienen que ver con la historia. No hay por qué preocuparse.

En la Biblia también tenemos reflejados datos históricos; es decir, se nos transmiten una serie de datos que pueden ser encontrados según los métodos de la historiografía moderna. Para esto pueden ser muy útiles una serie de ciencias auxiliares como la arqueología, la paleografía, la numismática, etc. Algunos ejemplos:

En 2 Re 18,13ss podemos leer: "El año catorce del reinado de Ezequías, Senaquerib, rey de Asiria, atacó todas las plazas fuertes de Judá y las conquistó. Entonces Ezequías mandó a Laquis este mensaje para el rey de Asiria...". Según este texto, en el año 701 (catorce del reinado de Ezequías) Senaquerib ataca las principales ciudades de Judá, entre ellas Laquis, y la conquista. Pues bien, la arqueología ha encontrado señales de destrucción en los estratos del terreno que corresponden a esa época. Además, en el palacio real de Nínive, residencia de Senaquerib, se encontraron una serie de murales grabados en piedra con escenas de esa batalla. Por lo tanto, podemos concluir que la Biblia ciertamente nos transmite un acontecimiento que ocurrió así en la historia.

2.2/ Principales géneros literarios

Intentando resumir de modo sistemático y siguiendo al profesor Ángel González Núñez, podríamos decir que los principales géneros literarios que se dan en la Biblia se pueden agrupar bajo los siguientes epígrafes:

A.   HISTORIOGRAFÍA. Todo aquel relato que está contado en forma de historia, narrado. Es importante señalar cómo esta historia no necesariamente tiene por qué haber ocurrido en realidad, es decir, en el nivel histórico, sino que simplemente nos fijamos en "la forma" dejando el nivel de los hechos históricos como uno de los posibles niveles del texto y, sin duda, no como el más importante. A este género corresponderían la saga, el relato etiológico, la leyenda, el cuenta, la fábula, el mito, etc.

B.   LEY. En este género caben todos aquellos textos de corte legal cuya misión es regular el comportamiento humano, la vida del hombre. Las leyes suelen estar formuladas de dos maneras: "apodíctica", es decir, la ley como mandato, bien sea en forma positiva ("santificarás las fiestas") o negativa ("no matarás"), y casuística o sea, en forma de caso ("si en una de tus ciudades..."); "cuando un profeta hable en nombre del Señor...").

C.   PROFECÍA. Nos basta ahora saber que es uno de los géneros más característicos de la Biblia. En él se recogen gran parte de los oráculos proclamados por los profetas de viva voz. Los profetas que conocemos y a los que se les atribuyen sus libros (Isaías, Jeremías, Amós...) no escribieron casi nada. Esa es una labor de sus discípulos.

D.   LÍRICA. Abarcaría todo lo poético, que como se ha dicho tiene una particular manera de ordenar el lenguaje y los recursos lingüísticos y artísticos. En la Biblia, tenemos tres libros claramente poéticos: Salmos, Lamentaciones y Cantar de los Cantares, además de otras poesías desperdigadas.

E.    SABIDURÍA. Género literario cuya preocupación es la vida cotidiana (no la revelación del profeta o la manera de ver la historia del historiador). La reflexión y la experiencia serán sus instrumentos. Se encuadrarían aquí el "masal" o refrán, la sentencia y el proverbio. A algunos libros de la Biblia se les llama sapienciales, por que son aquellos donde reside especialmente el género literario "sabiduría": libro de los Proverbios, libro de la Sabiduría, Eclesiastés, etc.

F.    APOCALÍPTICA. Literatura que surge de una situación de opresión y persecución. En realidad se llega a solapar con la profecía, pero no pueden equipararse. Se caracteriza por su concepción compartimentada del tiempo y su fabulosa puesta en escena (hay que imaginar los "bichos" que aparecen en el libro de Daniel, capítulo 7).

G.   CARTAS. Gran género literario que tiene más importancia en el NT (casi la mitad de él son cartas). En el AT hay algunas cartas insertas en los libros historiográficos o proféticos (ver 2 Sam 11,14-15; 1 Re 21,8-10; Jr 29). En este género cabe distinguir entre lo que es una carta (misiva privada, familiar) y una epístola (un tratado de teología en forma de carta y dirigido fundamentalmente a una comunidad).

                             BARRADO,Pedro,           
Biblia, o sea libros,
Revista de Pastoral Juvenil, nº 286,ICCE, Madrid, octubre, 1990.




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