Un grupo de profesores y alumnos
universitarios paseábamos por las calles de Salamanca, prestigiosa y antigua
ciudad de raigambre académica. Admirados por su belleza, nos detuvimos ante la
iglesia de San Benito, un templo gótico de finales del siglo XV y principios
del XVI, construido sobre la antigua iglesia románica del siglo XII.
Frente a la portada sur, de
estilo gótico flamenco, contemplábamos sobre el arco carpanel las esculturas
que forman la escena de la Anunciación: la Virgen María y el ángel San Gabriel.
Los muchachos, sensibles ante el arte y la armonía, se deshacían en elogios y
en interés por saber. Fue un momento mágico, hasta que uno de ellos exclamó:
“¿Qué belleza! ¿Qué podrá representar ese personaje alado?”.
¿Razones para estudiar Religión?
Sí, claro. Para estudiar Religión… y Literatura, Música, Historia, Arte,
Matemáticas, Física, Geografía, Ciencias Naturales, Lengua, Educación Física,
Idiomas, Filosofía y tantas otras materias interesantes que nos ayudan a
formarnos como personas y como sociedad. En este caso, daré, en pinceladas,
cinco razones para estudiar Religión:
La formación integral. Para procurar una formación integral, hemos
de atender a todas las dimensiones de la persona. Una de ellas es la dimensión
espiritual, la apertura a la trascendencia propia de todo ser humano. Ignorar
esta dimensión supone mutilar algo esencial de la persona, sea creyente o no
creyente, o sea cual sea su religión o forma de espiritualidad.
El sentido histórico. Para vivir con sentido histórico, bien
asentados en el presente y proyectados hacia el futuro, es necesario asumir los
valores y acontecimientos que nos legaron nuestros mayores y que siguen hoy
vigentes; darles vida de forma creativa hoy, y transmitirlos purificados a las
generaciones futuras que ocuparán el planeta Tierra. La religión ha sido, a lo
largo de la Historia, una fuerza configuradora de las sociedades, sin la que no
se comprenden ni los movimientos sociales ni la orientación de los
acontecimientos. Hay que saber para comprender, y hay que comprender para tomar
decisiones acertadas que orienten a la humanidad de forma pacífica y
constructiva.
La cultura. Para comprender la cultura, y en concreto la cultura
occidental, es indispensable contar con el cristianismo y con su fuerza
configuradora. Si se suprime la herencia cristiana, su sentido, valores y
manifestaciones artísticas y culturales, se destruyen las bases fundamentales
en las que se apoya lo que hoy llamamos democracia, derechos humanos, dignidad
de la persona y creación en múltiples facetas: literatura, música,
arquitectura, pintura, escultura, política, estructura social… Sin un
conocimiento, al menos básico, del cristianismo, no se comprende casi nada de
la cultura occidental, independientemente de la condición religiosa, agnóstica
o atea de la persona. Lo mejor de Occidente es como es por las aportaciones del
cristianismo, que incorpora la herencia judeocristiana y el mundo grecolatino,
junto a algunas otras influencias. Las raíces de Europa son cristianas, y a
partir de Europa lo son las de la cultura occidental. Si se suprimen, se vacían
de sentido. Por eso hay que conocerlas.
La inserción abierta y dialogante en la sociedad. En un mundo globalizado
y de creciente convivencia entre distintas culturas, hay que conocer al otro
para dialogar de forma abierta y enriquecedora. Se dialoga desde lo que se es,
desde la propia identidad, y se busca el encuentro intentando comprender al
otro en su propia identidad. El conocimiento de la propia religión, o la
ausencia de ella –ambas cosas respetables–, favorece la apertura respetuosa al
otro en sus semejanzas o en sus diferencias, incluida la religión.
La búsqueda de la verdad y el sentido de la vida. La madurez y
felicidad de las personas está vinculada al sentido de la vida y a la búsqueda
de la verdad desde la libertad interior. Fe y razón no se oponen, sino que se
complementan y enriquecen, cada una desde su nivel de realidad y conocimiento.
En el pensamiento católico se habla de la importancia de ‘dar razón de la
propia fe’. Para ‘dar razón’ hay que saber, comprender, reflexionar… estudiar.
En definitiva, para entendernos a
nosotros mismos, para comprender nuestro mundo y situarnos ante él, para, desde
la libertad y la búsqueda de la verdad, dar sentido a nuestra existencia, merece
la pena estudiar Religión. Por ello, desde UNIR te apoyamos con una formación
que no solamente te permitirá obtener la DECA, sino también aportar valores
para una educación integral. Y, de paso, saber que ‘el personaje alado’ de la
portada de San Benito, en Salamanca, es San Gabriel, el ángel de la Anunciación.
NINFA WATT Viernes, 13 de mayo de
2022
TOMADO DE LA REVISTA MAGISTERIO
No hay comentarios:
Publicar un comentario