Varios padres y profesores de la
asignatura de Religión llevan denunciando años el constante boicot a esta
asignatura en varios colegios de Álava. Me imagino que pasará lo mismo en otras
provincias. No hablamos de colegios concertados de identidad cristiana, donde
ahí se presupone su oferta y enseñanza por coherencia. Hablamos de los centros
docentes públicos.
Jesucristo cambió la Historia.
Hay un consenso general sobre esto sin duda alguna. El calendario se divide en
antes y después de Él. La evolución del mundo supone en su figura un
condicionante nuevo. Desde una insignificante Palestina, se transformó Europa y
todo el globo hasta nuestros días con un protagonismo cristiano sin lugar a
dudas. Su figura merece ser estudiada así como lo que rodeó su vida y su
mensaje. Conocer todo lo que envuelve a la cultura cristiana presente en todos
los continentes y fuente de millones de expresiones en diferentes ámbitos es
evidentemente una cosa altamente positiva. ¿Por qué pues ese constante
propósito por parte de algunos de eliminar parte del conocimiento que tiene que
ver con la historia, con el arte, con la cultura, con la realidad social de
nuestro territorio y sí, con la raíces de España? Por aquí pasa el Camino de
Santiago, el apóstol que llegó desde Jerusalén hasta la costa atlántica
evangelizando. Aquí se levantan imponentes catedrales y centenarios templos
cristianos. Sí, la España que hoy vivimos y disfrutamos tiene una raíz
cristiana devocionalmente hablando. También culturalmente es cristiana.
Solamente basta mirar al calendario para ver las fiestas y días señalados, la
nomenclatura de miles de pueblos y ciudades, los nombres de hombres y mujeres
que habitamos este país o las relaciones sociales que tenemos y que se
trasmiten generación tras generación, conservándolas por su carácter generoso y
positivo. Incluso en nuestro propio lenguaje está presente. No es una catequesis.
Eso se imparte en parroquias, grupos extraescolares y en la propia familia. Es
mucho más. Recordemos que también se amplía la visión estudiando otras
religiones del mundo. Si lo religioso en diferentes facetas nos envuelve a
diario recordándonoslos en edificios, fiestas, actos sociales, en nuestra
familia, en ocio y cultura, en tradiciones e incluso en acalorados o templados
debates, ¿por qué ir contra ello? Eliminar su estudio y presencia en las aulas
es cercenar la inteligencia y la capacidad de discernimiento. Y nadie en su
sano juicio querría esto.
Saltó la denuncia en medios de
comunicación en Álava y la reacción (fácil y cómoda de algunos) fue la de
siempre. Cargar —sin pensar— contra esta asignatura buscando eliminarla de la
faz de la Tierra. No doy crédito a quienes lo celebran aunque entienda los
prejuicios que tienen tras largas campañas interesadas buscando desterrar lo
religioso de nuestra vida. ¿Por qué cargar contra la libertad de los padres
para elegir junto con sus hijos una optativa? No se impone, solo se pide que se
oferte como el resto de optativas en los colegios públicos, tal y como marca la
ley y tal y como pasa en Francia, Alemania, Bélgica o Italia sin mayor
problema. No escucho críticas a la optativa de ética, latín, danza, segunda
lengua extranjera, dibujo y plástica, macramé o cultura clásica. Repito, todas
optativas y todas muy respetables. ¿Por qué si con algo tan vivo y tan
enraizado como es la Religión y todo lo que la rodea desde sus inicios hasta
hoy? Es injusto el retroceso al que algunos nos quieren llevar. ¿Dejar sin el
derecho a elegir libremente esta optativa a alumnos, profesores y padres por la
cerrazón de quienes erróneamente entienden ampliar conocimiento con
adoctrinamiento? ¿Cargarán también contra los estudios universitarios de
Teología o Religión anulando los grados, asignaturas o masters que se imparten
en facultades públicas? ¿Querrán realmente que esta disciplina que tanto ha
aportado y aporta al mundo se borre de todos los ámbitos de la sociedad?
Escucho que la respuesta más socorrida para atacar esta materia es que quien
quiera la asignatura de Religión que vaya a misa. ¿También dirán que quien
quiera la optativa de danza que vaya a una escuela de baile, que quien quiera
la optativa de dibujo vaya a una academia de pintura, que quien quiera la
optativa de ética vaya a un psicólogo, que quien quiera la optativa de segundo
idioma vaya a la Escuela de Idiomas o que quien quiera sexología vaya a un
burdel?
Excluir esta materia humanista
supondría que, quienes no quieran dejar de conocer y adentrarse más en este
mundo con una perspectiva hacia lo trascendental y metafísico incluyendo las
artes, la cultura, la historia o la realidad más cercana, caerían
obligatoriamente en una incultura espantosa pues el alumno que no estudia ni
conoce esta disciplina no solo en la escuela sino en la familia o en la
sociedad, queda automáticamente atrás y con muchas preguntas sin responder.
Quien no quiera seguir esta imposición de “Religión fuera”, ¿por qué
impedírselo si la ley le permite elegir libremente? Repito que no se impone,
solo se ofrece, y libremente se elige.
Aguantemos. No perdamos la
esperanza en trasmitir el saber de esta asignatura tan transversal y rica en
conocimiento. La inmensa y presente cultura cristiana merece respeto y
promoción. Toca ser firmes y coherentes ante quienes están llenos de prejuicios
y obstinación para que ellos también vean que al ser humano no se le puede
castigar al vacío y a la incultura ni mermarle en su derecho a elegir
libremente algo tan sencillo como es una optativa escolar.
TOMADO DE LA REVISTA ECCLESIA DEL
14 DE JULIO DE 2020
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