El agua desempeña un papel primordial en las numerosas
religiones y creencias del mundo. Fuente de vida, el agua representa el
(re)nacimiento. El agua limpia el cuerpo y, por extensión, lo purifica. Estas
dos cualidades principales otorgan al agua un estatus simbólico, incluso
sagrado. El agua es por consiguiente un elemento clave en las ceremonias y
cultos religiosos.
El Budismo nace en el siglo VI antes de nuestra era, de las
enseñanzas de Siddârtha Gautama, Buda. Los ritos están prácticamente ausentes
de esta religión cuyos adeptos buscan el despertar espiritual mediante la
meditación y la sabiduría. El agua se utiliza sin embargo en el marco de los
funerales budistas: ésta se vierte hasta desbordar en un recipiente situado
ante los monjes y el cuerpo del difunto. Y en el altar o las ofrendas Budistas.
Las ofrendas se deberán de hacer en el altar diariamente. No hay límites en
cuanto lo que se puede ofrendar y hay muchos tipos de ofrendas. Por lo general,
uno puede ofrecer cualquier objeto que sea agradable a los cinco sentidos:
forma, sonido, olor, sabor y tacto. Es costumbre ofrendar de siete a ocho
cuencos con agua los cuales representan (de izquierda a derecha): agua para
tomar, agua para lavarse los pies, flores, incienso, luz, perfume, comida y
música. A veces no se pone cuenco de agua para la música, ya que esta se
representa con la voz de uno mismo y los instrumentos musicales que se usan al
recitar plegarias. Flores, velas e incienso se ofrendan en sus respectivos
cuencos o en algún otro lugar del altar.
Hinduismo El agua posee poderes de
purificación espiritual para el hindú. Lavarse con agua por la mañana es una
obligación diaria. Cerca de cada templo se encuentra una fuente de agua y los
adeptos deben bañarse en ella antes de entrar en el templo. A menudo los
lugares de peregrinación se sitúan en la orilla de los ríos; sobre todo se
veneran los sitios donde convergen dos o incluso tres ríos. Siete ríos son
sagrados: el Ganges y los ríos de Godavari, Kaveris, Narmadas, Sarasvatis,
Sindhus y Yamuna. Según las creencias hindúes, las personas que se bañan en el
Ganges o que depositan parte de su cuerpo (pelo, huesos del difunto) en la
ribera izquierda del río alcanzarán el Svarga, el paraíso de Indra, dios de la
tormenta. Los ritos fúnebres siempre tienen lugar cerca de los ríos; el hijo
del difunto debe verter agua en la hoguera funeraria para impedir que el alma se
escape y vuelva a la tierra en forma de fantasma. Cuando el fuego alcanza el
cráneo del difunto, los padres se bañan y vuelven a su casa. Tres días después
de la cremación, se reúnen las cenizas que, algunos días más tarde, se vertirán
sobre un río sagrado. El mito del Diluvio existe en algunos textos sagrados
hindúes y cuenta cómo Manu, el primer hombre, fue salvado de la catástrofe por
un pez (el dios Brahma), que le condujo a lo alto de las montañas del Himalaya
hasta la retirada de las aguas.
Judaísmo Para los judíos, la limpieza ritual
del agua permite restaurar o conservar un estado de pureza. Es obligatorio
lavarse las manos antes y después de las comidas. El baño ritual, o Mikveh, era
sumamente importante para las comunidades judías en otro tiempo; si bien se
practica menos hoy en día, sigue siendo obligatorio para los convertidos. Los
hombres van al Mikveh los viernes y antes de las grandes fiestas; las mujeres,
antes de su matrimonio, después de los partos y al final de sus menstruaciones.
La historia del gran diluvio aparece en el Génesis, el primer libro de la
Biblia que narra la Creación. Con el fin de castigar a la humanidad por su
desobediencia, Dios envía una lluvia torrencial sobre el mundo entero -
solamente Noé, su familia y una pareja de cada raza de animales escapan de este
castigo, protegidos por una arca. El diluvio destruye todos los pecados del
mundo para que pueda renacer de nuevo libre de impurezas.
Cristianismo El agua es indisociable del
Bautismo, que es el sacramento de admisión en la iglesia cristiana. A la
persona bautizada se le sumerge completa o parcialmente en el agua, o solamente
se le rocía la cabeza con algunas gotas de agua. Este rito encuentra su origen
en los textos del evangelio donde está escrito que Jesús fue bautizado por Juan
Bautista en el río Jordán. Durante el rito del bautismo, el agua representa la
purificación, el rechazo del pecado original. En el Nuevo Testamento, el
"agua viva" o el "agua de vida" representa el Espíritu de
Dios y, por tanto, la vida eterna.
Para el musulmán, el agua tiene ante todo
una función purificadora. Existen tres clases de ablución: - La más importante
concierne el cuerpo entero; obligatorio después del acto de amor, se recomienda
antes de la oración del viernes y antes de tocar el Corán. - Todos los días, el
musulmán debe enjuagarse la cabeza, lavarse las manos, los antebrazos y los
pies antes de las cinco oraciones diarias. Las mezquitas siempre tienen puntos
de agua, a menudo fuentes, para estas abluciones. - Cuando falta agua, las
personas de confesión islámica utilizan la arena; se trata del tercer tipo de
ablución.
El Sintoísmo es la religión autóctona de
Japón basada en la veneración de los kamis, esas innumerables deidades que
contiene la naturaleza. El culto de los kamis empieza siempre por un acto de
purificación con agua. La purificación permite restablecer el orden y el
equilibrio entre la naturaleza, los humanos y las deidades. Las cascadas se
consideran sagradas.
TOMADO DEL BLOG COMPARTIENDOAULA
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