En primer lugar, “los creyentes y no
creyentes estamos literalmente inmersos cada día más en una gran cantidad de
noticias que, para bien o para mal, tienen que ver con la religión. Paradójicamente,
se habla cada vez menos de religión en las iglesias, que están casi vacías,
pero en los telediarios, los periódicos y en las redes sociales se habla de
ella las 24 horas del día. Incluso los mercados y la publicidad le hacen un
guiño a la religión cuando orientan ciertas tendencias de moda, de alimentación
o de ocio”, indica el religioso lasaliano. “Si la fe parece tambalearse
–continúa–, la religión gana espacios enormes. Por eso, no deberíamos
permanecer ajenos a un fenómeno que se expande de esta manera, que es
omnipresente”.
En segundo lugar, “es verdad que ha caído
un poco la práctica religiosa. Pero esto no significa que la sed de religión
haya disminuido. Una sed que atiende muchas cuestiones y es mucho más
urgente en los jóvenes de hoy que en las generaciones de sus padres. Una sed
que significa la búsqueda del sentido de la vida, una vida frente a tantas
pérdidas del alma. La búsqueda del silencio y la soledad en el estruendo de la
ciudad y de la agitación de miles de facetas de la rutina. La búsqueda de algo
absoluto frente al caudal de cosas efímeras que pasan sin dejar rastro. O peor,
que dejan vacío. Hasta el punto de que a uno le viene de manera espontánea a la
cabeza: ‘a quién recurriremos, Señor, si solo tú tienes palabras de vida eterna’”.
Por
último, la realidad, según Pajer, es que “no
se conoce bien el fenómeno religioso si no se conoce también su contrario.
Fe y ateísmo son las dos caras de la misma moneda. No es casualidad que en
varios países del norte de Europa se haya hecho obligatorio no solo el estudio
de las religiones, sino también, y junto a ellas, el estudio de las visiones no
religiosas de la vida. Ya hoy, pero aun más el día de mañana, la vida en
sociedad está destinada a desarrollarse en el pluralismo religioso, ético y
espiritual”.
Asimismo,
“necesitaremos saber compartir y convivir con quien piensa de manera diferente.
¿Es posible que la indiferencia religiosa se esté convirtiendo en la religión
de la mayoría? Este es el momento para ser críticos y autocríticos, además de
que para adquirir esta competencia crítica la escuela te da (y debe dar) una
gran ayuda. Una ayuda para crecer en humanidad antes incluso de crecer en
comunidad”, subraya el hermano de La Salle.
HERNANO
PAJER, LA SALLE
TOMADO
DE LA REVISTA VIDA NUEVA
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