Meritxell Martorell recorre la ruta que cientos de miles de refugiados tratan de realizar desde que tocan tierra en la isla griega de Lesbos hasta su llegada a territorio alemán, una huida desesperada que comienza en alta mar y que atraviesa el continente europeo.
Sinopsis de Lesbos a Colonia
Objetivo: cruzar la frontera
La ruta hacia Alemania comienza con un viaje en ferry hasta Atenas. Los ferrys que cubren este trayecto han incrementado en un 50% el número de pasajeros desde que empezó esta crisis humanitaria. En este viaje, Meritxell conoce la historia de Saber y Hussein, dos jóvenes iraquíes que viajan junto a 24 personas más, todas ellas mujeres y niños. Funcionan como familia, aunque no lo son. Tratan de llegar a Alemania. “No podemos volver a Irak, no podemos vivir allí”, cuenta Saber. “No queremos nada, solo queremos vivir, pero no nos dejan”. Los dos chicos decidieron acompañar a este grupo en su trayecto hasta Alemania para que se sintieran protegidos.
Desde Atenas, los autobuses llevan a los refugiados hasta la frontera entre Grecia y Macedonia, pero la situación de colapso en esa frontera (Idomeni) obliga a desviar a los autocares hacia una gasolinera de Polikastro, situada a 20 kilómetros. Allí esperan durante días. La frontera está cerrada y solo dejan pasar gente con cuentagotas. La situación se vuelve insostenible. “No hay comida, no hay agua, tenemos que quedarnos aquí cuatro días sin nada”, se lamentan.
Colonia, el paraíso soñado que contrasta con la dura realidad
La ciudad alemana de Colonia es la meta soñada. Alemania es uno de los países europeos que más ayudas destina a la integración de los refugiados y muchos fijan allí su destino. Colonia, sin embargo, se convirtió en noticia las pasadas Navidades por las agresiones que se produjeron en los alrededores de la estación de tren. Los refugiados fueron señalados por ello, aunque luego se supo que tan solo tres de los 58 sospechosos estuvieron involucrados en los hechos.
A través de José Antonio, un periodista español afincado en Colonia, y de una voluntaria, Meritxell descubre el ambiente que se vive ahora en la ciudad y las soluciones que se están tomando para acoger a los refugiados. Una de estas familias, formada por Ibrahim e Indhira, consigue introducir una cámara en un centro de refugiados de Colonia para mostrar cómo se vive dentro del recinto.
“Es sin lugar a dudas el reportaje que más
de lleno me ha afectado. Lo que viví allí es imposible olvidarlo. Aquella
experiencia me ha cambiado. Tanto dolor y tanto sufrimiento… Y nosotros aquí,
impasibles, sin hacer nada. Ojalá este ‘21 días’ ayude a cambiar nuestra
conciencia y a tomar parte activa para ayudar a estas personas”. Con estas
palabras define Meritxell Martorell la experiencia vivida en la grabación de la
nueva entrega de ‘21 días’ que Cuatro emite este viernes, 6 de mayo, a partir
de las 23:00 horas: ‘De Lesbos a Colonia’.
El mayor éxodo humano del siglo XXI se ha convertido en una catástrofe humanitaria de proporciones inabarcables. Más de un millón de personas huyen de la guerra en Siria lanzándose al mar para intentar alcanzar las costas europeas. El 80% de los refugiados pretende llegar hasta la isla griega de Lesbos. Decenas de miles de personas han perecido ahogados. Y quienes consiguen alcanzar tierra firme viven toda una odisea hasta llegar a Alemania.
Es en este punto donde Meritxell Martorell arranca su experiencia. Durante 21
días, 24 horas de grabación en cámara documentan el drama humanitario que se
vive en Lesbos y que continúa por todo el territorio europeo. En la isla griega
Meritxell convive con cooperantes españoles que se han desplazado hasta allí
para asistir a los refugiados. Ellos son las primeras caras que ven cuando
pisan tierra firme. “Como mínimo, ya que Europa les está tratando tan mal,
nosotros les recibimos con un abrazo”, comenta Nuria, una de las voluntarias.
Cuando las cosas se complican en alta mar, la ONG Proactiva acude al rescate.
Las barcas que cruzan el Egeo procedentes de Turquía lo hacen en condiciones
lamentables y a veces les cuesta la vida a sus tripulantes. Aun así, los
propios refugiados pinchan las embarcaciones sólo para asegurarse de que no les
envían de vuelta a Turquía.El mayor éxodo humano del siglo XXI se ha convertido en una catástrofe humanitaria de proporciones inabarcables. Más de un millón de personas huyen de la guerra en Siria lanzándose al mar para intentar alcanzar las costas europeas. El 80% de los refugiados pretende llegar hasta la isla griega de Lesbos. Decenas de miles de personas han perecido ahogados. Y quienes consiguen alcanzar tierra firme viven toda una odisea hasta llegar a Alemania.
Objetivo: cruzar la frontera
La ruta hacia Alemania comienza con un viaje en ferry hasta Atenas. Los ferrys que cubren este trayecto han incrementado en un 50% el número de pasajeros desde que empezó esta crisis humanitaria. En este viaje, Meritxell conoce la historia de Saber y Hussein, dos jóvenes iraquíes que viajan junto a 24 personas más, todas ellas mujeres y niños. Funcionan como familia, aunque no lo son. Tratan de llegar a Alemania. “No podemos volver a Irak, no podemos vivir allí”, cuenta Saber. “No queremos nada, solo queremos vivir, pero no nos dejan”. Los dos chicos decidieron acompañar a este grupo en su trayecto hasta Alemania para que se sintieran protegidos.
Desde Atenas, los autobuses llevan a los refugiados hasta la frontera entre Grecia y Macedonia, pero la situación de colapso en esa frontera (Idomeni) obliga a desviar a los autocares hacia una gasolinera de Polikastro, situada a 20 kilómetros. Allí esperan durante días. La frontera está cerrada y solo dejan pasar gente con cuentagotas. La situación se vuelve insostenible. “No hay comida, no hay agua, tenemos que quedarnos aquí cuatro días sin nada”, se lamentan.
Colonia, el paraíso soñado que contrasta con la dura realidad
La ciudad alemana de Colonia es la meta soñada. Alemania es uno de los países europeos que más ayudas destina a la integración de los refugiados y muchos fijan allí su destino. Colonia, sin embargo, se convirtió en noticia las pasadas Navidades por las agresiones que se produjeron en los alrededores de la estación de tren. Los refugiados fueron señalados por ello, aunque luego se supo que tan solo tres de los 58 sospechosos estuvieron involucrados en los hechos.
A través de José Antonio, un periodista español afincado en Colonia, y de una voluntaria, Meritxell descubre el ambiente que se vive ahora en la ciudad y las soluciones que se están tomando para acoger a los refugiados. Una de estas familias, formada por Ibrahim e Indhira, consigue introducir una cámara en un centro de refugiados de Colonia para mostrar cómo se vive dentro del recinto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario