Cuando Alister McGrath (Irlanda
del Norte, 1953) era un joven estudiante de biofísica pensaba que la ciencia y
la religión eran totalmente incompatibles, por eso la teología no le interesaba
en absoluto. «Yo era ateo en esta etapa, y pensé que la ciencia era
intrínsecamente atea. Sin embargo, cuando empecé a estudiar ciencia en serio en
la Universidad de Oxford, vi que las cosas eran mucho más complicadas. Empecé a
darme cuenta de que la interacción entre ciencia y fe era mucho más interesante
e intelectualmente estimulante de lo que yo pensaba». Instruido
convenientemente sobre ciencia en la Universidad de Oxford, decidió estudiar
teología como la única manera de explorar la relación ciencia-fe adecuadamente
y «empezar a familiarizarme con este área del pensamiento. ¡Esa fue una
de las decisiones intelectualmente más estimulantes y enriquecedoras que he
tomado nunca!»
En la actualidad es uno de los científicos
creyentes más leídos y da la réplica al también afamado etólogo ateista Richard Dawkins, [«El
gen egoísta», «El espejismo de Dios«] con quien ha debatido ampliamente y sobre
el que ha escrito «El espejismo de Dawkins». En su nuevo libro, "La
Ciencia desde la Fe" (Espasa), McGrath ofrece un punto de vista
reconciliador de estas dos disciplinas que ve como complementarias.
¿Por
qué está Dawkins tan presente en sus libros?
Incluyo a Dawkins en muchos de mis libros
por dos razones. En primer lugar, porque es el representante más conocido de un
punto de vista que yo creo que es a la vez interesante e incorrecto. Creo que
debo a mis lectores incluir al mejor representante posible de este punto de
vista ateo, y Dawkins es ampliamente considerado como el representante más
creíble. En segundo lugar, sé mucho sobre él. He leído todas sus obras y he
reflexionado detenidamente sobre los orígenes y el desarrollo de sus ideas.
También he participado con él en ámbitos académicos. Y él estaba tan interesado
en mi nuevo libro "La ciencia Desde la Fe" que me invitó a un debate
público extenso sobre estos temas. Por desgracia, su reciente enfermedad
impidió que se llevara a cabo, pero me halagó mucho su invitación.
¿Con la epigenética, han perdido poder los
genes? ¿Hemos dejado de ser un contenedor del ADN, como propone Richard
Dawkins?
Richard Dawkins sostiene que bailamos al son
de la música del ADN. Para él, los seres humanos son simplemente vehículos para
la replicación de los genes. Muy pocas personas estarían de acuerdo con este
análisis. Es cierto que necesitamos pasar nuestros genes a la siguiente
generación. Pero esto es sólo un aspecto de un cuadro muy complejo. Lo que
Dawkins hace es reducir el significado humano a la transmisión de los genes. La
mayoría de la gente diría que esto es simplemente un aspecto de nuestra
identidad y funciones, aunque hay muchas otras cosas más importantes. Hay un
alejamiento de este reduccionismo genético en los últimos años, en parte debido
a un sentimiento general de que esta idea de Dawkins no hace justicia a la
complejidad de la naturaleza humana.
Históricamente,
la Iglesia ha sido un freno para la Ciencia, por ejemplo, en casos como Galileo
o Servet. ¿Siguen siendo razón y fe incompatibles?
El cuadro histórico es muy complejo. En
algunos puntos, la Iglesia estimuló el desarrollo de la Ciencia; en otros, lo
frenó. La investigación histórica reciente ha dejado muy claro que no hay una
sola narrativa que describa adecuadamente la complicada relación entre Iglesia
y Ciencia, o la fe cristiana y la ciencia. En mi libro, trato de explorar esta
relación, y ayudar a los lectores a comprender cómo la fe cristiana puede
actuar tanto como un catalizador para el crecimiento científico personal o como
un obstáculo. No veo la fe como contraria a la razón, pero transciende sus
límites. Cito extensamente al filósofo español José Ortega y Gasset en este
punto, ya que creo que se ha identificado la cuestión. Él cree que los seres
humanos necesitan más de lo que la ciencia puede ofrecer si quieren dar sentido
a su vida. En el «Origen deportivo del Estado», Ortega señala que «la ciencia
experimental es sólo una exigua porción de la mente y el organismo humanos».
¿Hay lugar para Dios en la ciencia moderna?
La ciencia moderna se caracteriza por
aplicar el naturalismo metodológico. Es decir, hace su trabajo sin presuponer a
Dios, sin referirse a Dios, o hacer cualquier juicio (positivo o negativo)
sobre Dios. Eugenie Scott, director del Centro Nacional para la Educación
Científica, lo explica perfectamente: «La ciencia no niega ni se opone a lo
sobrenatural, pero ignora lo sobrenatural por razones metodológicas».
La idea de Dios es universal. ¿Es la
religión inherente a nuestra naturaleza?
Muchos estudiosos, especialmente aquellos
que están interesados en el campo de la ciencia cognitiva de la religión
[estudio interdisciplinar entre la Neurociencia, Neuroética, y Neurofilosofía,
para explicar como la mente humana adquiere, genera y transmite los
sentimientos religiosos] dirían que hay algo que nos lleva a pensar en Dios. La
religión no es algo que se nos impone, sino algo que parece surgir de forma
natural dentro de nosotros. Exploro las implicaciones de estos hallazgos en mi
libro, ya que son relevantes para los debates contemporáneos sobre la relación
entre ciencia y fe. El racionalismo tendía a presentar la fe religiosa como
irracional y contraria al razonamiento humano. Estamos empezando a darnos
cuenta de que este juicio debe ser replanteado.
dice
que la ciencia y la religión han sido dos de los mayores logros de la
civilización humana...
No hay duda que son dos de los logros
humanos más significativos. Ambos pueden ser vistos como intentos de dar
sentido a nuestro mundo. Sin embargo, lo hacen en diferentes niveles. La
ciencia trata de aportar un sentido racional a nuestro mundo, para entender sus
características generales, y comprender los mecanismos que subyacen a su
funcionamiento. La religión funciona a un nivel diferente. No se ocupa
primordialmente de cómo funcionan las cosas, sino de la cuestión más profunda
de lo que significan. Uno de los aspectos más interesantes de las
investigaciones recientes en la psicología de la religión es la creciente toma
de conciencia de lo importante que es para los seres humanos ser
capaces de encontrar sentido a la vida. La ciencia no se involucra en esta
cuestión del sentido de la vida, que es algo existencial. Lo que intento
transmitir en este libro es que las perspectivas científicas y religiosas
pueden unirse para dar una visión de la vida más amplia y profunda de lo que
cualquiera de ellas puede ofrecer por sí sola.
¿Qué
opina de la corriente transhumanista que quiere añadir supercualidades a la
naturaleza humana?
Una de las razones por las que el
transhumanismo ha llegado a ser tan importante para mucha gente es la ansiedad
creciente sobre si la raza humana podrá sobrevivir. Somos la única especie
capaz de llevar a cabo nuestra propia destrucción -por ejemplo, a través de las
armas de destrucción masiva- o de interferir con los procesos naturales, como
el control climático. Esto nos ayuda a entender por qué muchos creen que la
humanidad necesita una mejora tecnológica para sobrevivir a estos desafíos. Mi
punto de vista es que estos son temas muy importantes, pero que necesitamos
abordarlos a un nivel diferente. El verdadero problema, en mi opinión, es que
los seres humanos a menudo usan cosas buenas (como la ciencia) de manera
perversa. El uso de la ciencia para desarrollar armas de destrucción masiva es
un muy buen ejemplo. Tenemos que dar a la humanidad una visión moral
nueva que nos ayude a utilizar la tecnología sabiamente, en lugar de las
formas destructivas que vemos a nuestro alrededor en este momento.
¿Cree
que la ciencia moderna es una amenaza para la naturaleza humana, por ejemplo,
con la modificación genética de embriones? ¿Hay que poner límites éticos?
Creo que la ciencia moderna supone un riesgo
para los seres humanos. Debo dejar claro que la ciencia nos ha traído muchos
beneficios, como la capacidad para controlar la enfermedad y prolongar la vida.
Sin embargo, los seres humanos muy a menudo utilizan la ciencia con fines
destructivos. La ciencia misma, en mi opinión, no tiene un código ético. Tenemos
que encontrar la manera de llegar a un acuerdo acerca de los límites de la
ciencia, sobre todo cuando nos fijamos en amenazas como el cambio climático. Me
ha impresionado mucho cómo Edward O. Wilson, un destacado sociólogo americano a
menudo crítico con la religión, ha instado a la ciencia y la religión a
colaborar en el abordaje de los principales problemas éticos a los que nos
enfrentamos. Wilson no cree que ambas disciplinas estén de acuerdo; sin
embargo, opina que son capaces de trabajar juntas en algunos de estos desafíos.
Usted
acepta que no se pueden demostrar cosas en las que creemos, como la fe. Como
científico y creyente, ¿logra aunar ambas facetas de su vida?
Hay muchas facetas de la vida en las que
tenemos que emitir juicios sin una evidencia suficiente para alcanzar una
respuesta inequívoca. Como señala el crítico literario Terry Eagleton:
"Hay muchas creencias que no tienen una justificación irreprochablemente
racional, no obstante es razonable tenerlas en cuenta". Escritores ateos
como Richard Dawkins creen que sólo podemos aceptar algo si se puede demostrar
científicamente. Sin embargo, es bien sabido que los juicios morales,
políticos, sociales o religiosos se encuentran más allá del ámbito de la prueba
científica. De hecho, muchos filósofos dicen que la prueba se limita al ámbito
de las matemáticas o la lógica. Incluso en la ciencia, tenemos que reconocer
que nuestra comprensión de la realidad está cambiando constantemente, y que lo
que es de consenso científico hoy, puede no serlo mañana. Por ejemplo, hace 100
años, se aceptaba que el universo había existido siempre. Hoy en día, sse
admite que el universo comenzó a existir en el proceso que llamamos «big bang».
Lo que percibo es que tanto los científicos como las personas
religiosas parecen anhelar la certeza absoluta, y les resulta difícil hacer
frente a una situación en la que tenemos buenas razones para creer que algo
está bien, pero no somos capaces de demostrar que sea así.
¿La
fe puede influir en la comprensión de la ciencia?
Por supuesto que la fe influye en la manera
en que pensamos acerca de la ciencia. Algunas personas religiosas ven la
ciencia como una amenaza; otros -como yo- la ven como algo capaz de enriquecer
nuestra visión de la realidad, y que nos da una comprensión más profunda de
nuestro mundo y de nosotros mismos. En mi caso, mi fe cristiana me anima a ver el universo como algo que es a la vez
hermoso y racionalmente transparente, capaz de ser captado por la razón
humana, mientras al mismo tiempo apunta más allá, hacia algo de importancia
trascendental. Otros, como Richard Dawkins, mirarían universo desde el punto de
vista de una fe atea, y lo interpretan de una manera muy diferente. Cito a
Dawkins: «El universo que observamos tiene precisamente las propiedades que
esperaríamos si, en el fondo, no hay diseño, no hay propósito, no hay bien ni
hay mal, no hay nada, sino ciega y despiadada indiferencia». El punto aquí es
entender que dos observadores pueden mirar el mismo universo y comprender su
importancia en términos muy diferentes. El universo no se interpreta a sí mismo
para nosotros. Tenemos que tratar de darle sentido.
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