EL RINCÓN DE FERNY

sábado, 5 de marzo de 2016

TESTIMONIO:“¡SÍ A LA CLASE DE RELIGIÓN!”

Soy la madre de una niña de 8 años que recibe su formación en la escuela pública, concretamente en Villamayor de Gállego, y me gustaría explicar por qué considero la mejor opción la clase de religión y pedir respeto a los que sí queremos
dicha asignatura al igual que se respeta a los que no la quieren.
Ignorar la influencia del cristianismo como base de nuestra cultura y nuestra historia, es negar la realidad. Un alumno que no estudia religión está privado de estos conocimientos que, en mi opinión, le dificultarán también el estudio y disfrute de la historia, literatura, arte, filosofía.
Visitar un Museo, interpretar un cuadro, estar en una Catedral, viajar y sentir la historia, se me antoja muy complicado sin haber estudiado contenidos religiosos sobre creencias, actitudes y valores básicos de nuestra tradición y patrimonio
cultural.
Cada vez es más evidente la decadencia de los valores en nuestra sociedad, la corrupción, la violencia de género, genocidios, abusos, etc.
abundan hoy en día.
La religión ofrece valores positivos y humanizadores que potencian la dignidad de la persona, el respeto, la libertad, la vida, la tolerancia, la humildad, la esperanza, el compromiso, etc.
En la moral cristiana se han basado los derechos humanos que todos consideramos buenos: dignidad, solidaridad, igualdad…
La enseñanza religiosa ayuda a plantearse y encontrar respuestas a preguntas sobre el sentido de la vida y sobre todas las cuestiones que afectan a la felicidad de la persona y ayudan a conocerse y a interrogarse, potenciando
la capacidad de reflexión y crítica.
Esto les prepara en la vida para ser felices, superar fracasos, vencer temores y no creer en falsos ídolos o modas llevándoles a una vida que
en realidad no quieren.
En mi opinión, la clase de religión debe seguir siendo la mejor opción porque ayuda a nuestros hijos a situarse críticamente ante las tradiciones,
insertarse responsablemente en la sociedad, y dar respuesta al sentido último de la vida.

Sara Mateo,

madre de familia

TOMADO DE SEMILLA EVANGÉLICA

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