A principios de noviembre realizamos un precioso viaje a Huesca, os dejo la crónica realizada por ellos:
Comenzamos el viaje a las 8,30 de la mañana, y nos dirigimos a tierras oscenses. A medida que avanzábamos vimos, como el sol, con el que amanecimos en Calamocha, se convertía en una espesa niebla, que hizo desvanecerse esa bonita mañana. Después de unas dos horas y cuarto de viaje, llegamos al castillo de Loarre. Según ascendíamos hacia el castillo, dejamos la niebla abajo y volvimos a disfrutar de un bonito día soleado. Además, almorzando, pudimos disfrutar de unas vistas espectaculares con el castillo al fondo y la niebla bajo nuestros pies.
Comenzamos la visita en el centro de
recepción de visitantes. Nos proyectaron un cortometraje sobre la bonita historia
del castillo. A su término, una guía
llamada María, nos enseño con más detalle las curiosidades del mismo. Se trata
de unos de los castillos románicos mejor
conservados de Europa. Pudimos ver, desde la bella escalera por la que
ascendimos, hasta la torre del homenaje con unas vistas espectaculares, pasando
por su preciosa iglesia románica y el patio de armas.
Después de terminar la visita nos
dirigimos hacia Huesca, donde al llegar, nuestros profesores acompañantes,
Fernando García y Tomás Saura, nos dejaron una hora para comer y para que
pudiéramos dar un paseo por el centro de la ciudad. Posteriormente, comenzamos una visita con una
guía llamada Josefina. Nos explicó la historia del monasterio de San Pedro
el Viejo, donde pudimos ver su iglesia y su claustro románico, conservados
estupendamente. En sus capiteles pudimos observar escenas
de la vida de Jesús. Junto al claustro, se encuentran, además ,las
tumbas de algunos reyes de Aragón:
Alfonso I el Batallador y Ramiro II el Monje.
Acudimos, después, al ayuntamiento de la ciudad, donde nos explicaron quién fue el rey Ramiro II el Monje. Nos enseñaron el cuadro en el que estaba representada la leyenda de la campana de Huesca, relacionada con dicho rey. Luego fuimos al lugar, donde, según la tradición, ocurrieron los hechos.
La catedral no pudimos visitarla por dentro, y nos tuvimos que conformar con una breve explicación desde el exterior junto a su puerta gótica.
Para finalizar el día, los profesores
nos dejaron media hora más para merendar y descansar.
Cogimos el autobús de vuelta a
Calamocha y a eso de las nueve y media de la noche
estábamos ya en casa, después de un ajetreado pero maravilloso día.
Escrito por:
Pilar Laínez Sebastián y
Verónica Sancho Villanueva
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