A veces nos encontramos con gente que se
cree más que el resto, gente que se aferra a sus títulos como carta de
presentación, gente que se aferra a sus
cualidades y se creen, por ello, mejores que el resto, gente que mira a los
demás por encima del hombro y se aferran a sus grandes sillones como punto de
“jerarquía”, delegando el trato directo y cercano con el otr@.
Aquí os la dejo y, como dice Migueli en su
canción, una vez que la escuchéis, tomaros 5 segundos para pensar a quién se la
dedicaríais. Ojo, que esto tiene su contrapartida… Ummm, una vez que la
escuchéis, tomaros también 5 segundos para pensar quién nos la dedicaría a
nosotros!!
Disfrutarla. Os aseguro una sonrisa.
en el Juicio Final,
se presentaba un alma
a dar cuenta de su edad.
El Padre preguntó:
¿amaste, querida?
Y, tras suave carraspera,
empezó el alma a cantar:
Estudié un mogollón,
estudié un mogollón,
fui magistrado, físico,
psicólogo, inspector,
pero me acordé de Dios
y colaboré con gente
desde mi condición.
Fui experto en drogas,
asesor de integración,
leía y leía sobre marginación,
realizaba gestiones,
llené el ordenador,
tenía un gran despacho
para dar impresión
porque, con gente pobre,
ya sabe, mi Señor,
la importancia que tiene
hablar desde otra posición;
...otros, otros, otros,...
¡otros! tenían el contacto
con cada realidad
o mi cualificación
perdería veracidad.
Y Dios se levantó,
lo miró con cariño,
de pronto se volvió
y a todos lanzó un guiño;
sus ropas remangó,
descoronó el triángulo
y, bailándole al alma,
con garbo le cantó:
yo tengo un culo,
y, podéis pasar por él
tú y tus "títulos".
El alma entristecida,
se deshacía llorando,
y Dios la consolaba:
¡Venga, no es para tanto!;
sí, pasarás el tiempo
en nuestra eternidad,
pero, para que te acuerdes
y nadie lo piense más,
un grupito de angelotes
por siglos te cantarán
este nuevo "versiculo"
que el mensaje aclarará:
Yo tengo un culo,
yo tengo un culo,
y podéis pasar por él
tú y tus "títulos".
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