Todos los padres
desean y buscan para sus hijos una formación y educación integral. Para que
esto sea posible el sistema educativo tiene que atender a todas las dimensiones
de la persona: intelectual, física y espiritual. Éste es el motivo de que en
nuestro sistema educativo estén presentes los conocimientos intelectuales, la
educación física y los aspectos trascendentes del ser humano. Un sistema
educativo que niegue una de estas dimensiones está castrando al ser humano
desde sus primeras etapas educativas.
La formación
religiosa y moral contribuye al crecimiento y maduración de la personalidad de
los alumnos dado que aporta un conocimiento profundo y científico sobre el
Hecho Religioso y, en concreto, del Cristianismo. Guste o no guste el
Cristianismo ha sido y es motor de nuestra civilización.
Esto es, la materia
de Religión ofrece una explicación ordenada y razonada de los fundamentos
–pasados y presentes- de nuestra sociedad y de nuestra cultura (ciencia, artes
y música, filosofía…). Esta transmisión de conocimientos y valores no se
realiza en solitario sino que se lleva a cabo en relación con los demás
saberes, quedando integrandos en el conjunto de los conocimientos escolares. Es
por ello que la clase de religión católica está abierta a todo tipo de alumnado
ya sean cristianos, no cristianos o ateos.
En consecuencia la
clase de religión no es catequesis. La catequesis en la parroquia está dirigida
a los que desean ser cristianos y a los que ya son cristianos pero quieren
aumentar y mejorar su Fe. La catequesis educa y mejora en la Fe. Por su parte,
la Religión en la escuela y en la universidad trata sobre el hecho religioso
humano –y en concreto sobre el hecho religioso cristiano- de manera racional,
intelectual y científicamente. Es, por lo tanto, una materia científica más
igual que la historia, las matemáticas, la geografía, la física, el arte, la
música, la educación física, las ciencias naturales, la filosofía.
La clase de Religión:
más que una simple transmisión de conocimientos
Asimismo multitud de
valores tan diluidos en nuestro día a día -como el respeto, la dignidad, el
perdón, la responsabilidad, el cumplimiento del deber, la honestidad, entre
muchos otros- suelen estar muy presentes en el transcurso de las clases de
religión. Estos valores quedan enraizados en Jesucristo, pero no por ello
quedan invalidados para el resto de alumnos y sus familias. Ante la actual
crisis moral, económica, social, política e institucional por la que estamos
pasando, se hace muy necesario enraizar a los jóvenes en valores sólidos y
firmes de Verdad, de Justicia, de Bien, de Amor.
Un derecho
La clase de religión
es un derecho establecido en la Legislación Española (autonómica y Estatal) y
en la Legislación Internacional: la Constitución española, art. 27.3 y 10.2, la
Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948) artículo 26.3 y el Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y culturales (ONU 1966) artículo
3, o la Convención Europea sobre los derechos del Hombre y de las Libertades
Fundamentales, entre muchas otras legislaciones internacionales firmadas por
España.
En esta legislación
queda asentado que el Estado no tiene el derecho a enseñar, sino que son los
padres los que tienen este derecho. El Estado sólo es el encargado de dar
servicio educativo para hacer realidad el derecho de los padres.
Por lo tanto, La
exclusión de la enseñanza religiosa de la escuela pública vulneraría este
derecho fundamental recogido en toda la legislación autonómica, estatal e
internacional.
Por lo que respecta a
la Iglesia Católica, ella es también encargada de dar este servicio educativo
aportando todo su bagaje espiritual, humanístico, religioso, teológico, moral,
científico, artístico, cultural. Este encargo parte del propio Jesucristo: «Id
y enseñad a todas las gentes».
España no es
diferente a los países europeos: la religión materia fundamental en todos los países
europeos, excepto Francia, existe la clase de Religión en todos niveles y
cursos de la enseñanza pública, concertada y privada. Por ejemplo Alemania,
Italia, Bélgica o Portugal. Y al Igual que en España la materia de Religión es
equiparable a cualquier otra materia, con la consideración de materia
fundamental.
Asimismo en todos los
países europeos, excepto en Francia, la materia de religión es de obligada
oferta para los centros escolares, es evaluable y opcional para las familias.
Si un centro no ofrece la materia de religión los padres pueden acudir al
obispado y a los servicios de inspección educativa y presentar denuncia.
La materia de
religión en números
Actualmente en toda
España hay cerca de 15.000 profesores de religión impartiendo clases en los
diversos niveles de la enseñanza pública. A ellos se les debe sumar los
profesores que imparten religión en la enseñanza concertada y privada. La
mayoría de los profesores de religión son laicos.
En los últimos 12
años en la Educación Primaria los padres que eligieron la enseñanza religiosa
católica fueron el 83% en la Escuela Pública, y el 98% en la Escuela Católica
(ya concertada y privada). El porcentaje baja en la Educación Secundaria. Las
causas de este descenso son variadas, entre las que destaca: que a los padres
se les ha hecho creer que la nota de Religión Católica no cuenta en la ESO y en
el Bachillerato.
La nota de Religión
cuenta tanto en la ESO como en el Bachillerato. Ahora bien, en el Bachillerato
la nota de religión no es tenida en cuenta para el resultado del examen de
selectividad y acceso a la universidad. Tampoco cuenta para la obtención de
becas.
Esta es la situación
real de la materia y clase de religión en España y en el resto de países
europeos. Porque estamos en un contexto de estados que se definen
no-confesionales, lo cual quiere decir que el Estado no tiene confesión
religiosa, pero la sociedad sí tiene confesiones religiosas que el Estado debe
preservar y apoyar. Así lo reconocen y establecen las leyes europeas e internacionales.
Por lo tanto, toda
confesión religiosa con acuerdo o convenio con el Estado (católica, ortodoxa,
evangélica, judía, islámica) tiene derecho hacerse presente en la sociedad y a
enseñar (en toda la red educativa) su propia manera de entender y ver la vida.
Este derecho se reafirma más aún hoy en día, en una sociedad plural y
multicultural.
Antonio R. Peña
Profesor de Religión
IES Pompeu Fabra.
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