EL RINCÓN DE FERNY

lunes, 20 de enero de 2014

TEMA “EL SENTIDO DE LA VIDA”

La pregunta por el sentido de la vida es compleja, pero de una enorme importancia para la felicidad de las personas.
En este tema vamos a intentar clarificar en qué consiste preguntarse por el sentido de la vida. Comencemos:


¿PARA QUÉ VIVIMOS? ¿QUÉ ES LA FELICIDAD? ¿QUIÉN SOY YO? ¿POR QUÉ EL DOLOR Y LA MUERTE? ¿CUALQUIER TIPO DE VIDA ES BUENO?

Estas y otras muchas preguntas similares surgen inevitablemente a lo largo de la vida. Son preguntas típicas sobre el sentido de la vida. A veces parece que podemos vivir sin plantearlas y sin responderlas, pero, de vez en cuando, determinados acontecimientos de la vida humana, como la enfermedad, la misma vida y la muerte, nos las evocan de nuevo. Tarde o temprano estas preguntas exigen respuesta, ya que la felicidad personal depende en gran medida de la capacidad que la persona tenga para responderlas en profundidad.
¿Qué quiere decir la palabra "sentido"?
Las dos acepciones de la palabra "sentido" nos pueden ayudar a comprender mejor el problema que nos estamos planteando. 
"Sentido" es, en primer lugar, significado, y así solemos preguntar qué sentido tiene tal texto o tal palabra. Del mismo modo anhelamos conocer la significación de los acontecimientos de la vida. Continuamente nos preguntamos por el porqué y el para qué de lo que ocurre y de lo que nos ocurre rebelándonos contra el absurdo y el sinsentido. 
"Sentido" es también, en segundo lugar, dirección, cuando nos preguntamos, por ejemplo, por el sentido de una marcha. Es la pregunta "hacia dónde". Y también esta segunda acepción la aplicamos a la vida cuando deseamos saber cuál será nuestro final, hacia dónde nos dirigimos, no sólo en esta vida sino en un posible más allá.
 Sentido es, pues, significado, valor, orientación y finalidad. Podemos ya comprender en que consiste preguntarse por el sentido de la vida. 
Sin embargo, la vida no nos muestra su sentido inmediatamente. La vida esta constituida de actos aparentemente aislados, pero la totalidad de la vida y el sentido de esta se nos escapa. Por eso es la misma vida la que ha de ser interpretada. Cada vida personal es un –enigma por descubrir. 
Nuestro esfuerzo ha de ser leer en la vida para descubrir su sentido. 
Cuando el sentido se descubre, la vida se transforma radicalmente. Todo adquiere significado. La mirada que se dirige al mundo ve una realidad renovada, y es, sobre todo, la propia existencia la que se vive con gozo y plenitud.
 La cuestión del sentido de la vida está íntimamente ligada a la felicidad de las personas. Ser feliz consiste en vivir una vida con sentido 
A lo largo de toda nuestra vida vamos eligiendo y tomando decisiones siempre en busca de mayores niveles de felicidad. Todo ese cúmulo de decisiones y opciones que, a veces sin percatarnos, vamos tomando, van construyendo lo que somos. 
Así pues, nuestra felicidad depende de nuestras elecciones y de nuestras opciones. A través de ellas construimos día a día el sentido de nuestra vida

¿-Sabrías dar una respuesta a cada una de las preguntas que se plantean al comienzo?



EL PAPA SE DIRIGE A LOS JÓVENES Y LES DICE:

No os quedéis con respuestas fáciles


El hombre no puede vivir sin la búsqueda de la verdad sobre sí mismo.

Los grandes interrogantes que llevamos dentro renacen siempre: ¿quiénes somos?, ¿de dónde venimos?; ¿para qué vivimos?
Estas preguntas son el signo más alto de la trascendencia del ser humano. Es, precisamente, mirándonos a nosotros mismos con verdad, con sinceridad y con valor como intuimos la belleza, pero también la precariedad de la vida, y sentimos una insatisfacción, una inquietud que nada concreto consigue llenar.
Os invito a tomar conciencia de esta sana y positiva inquietud. No os quedéis en las respuestas parciales, más cómodas, que pueden dar algún momento de exaltación, pero que no dan la verdadera alegría de vivir.
Aprended a leer en profundidad vuestra experiencia humana: ¡descubriréis, con sorpresa y con alegría, que vuestro corazón es una ventana abierta al infinito!
El hombre, también en la era del progreso científico y tecnológico, sigue siendo un ser que desea más que la comodidad y el bienestar, sigue siendo un ser abierto a la verdad entera de la existencia.
Vosotros lo experimentáis continuamente cada vez que os preguntáis: ¿Pero por qué? Cuando experimentáis qué significa amar de verdad; cuando sentís fuertemente el sentido de la justicia y de la verdad, y cuando sentís también la falta de justicia, de verdad y de felicidad. ¡Dejad que el misterio de Cristo ilumine toda vuestra persona! Entonces podréis llevar en los diversos ambientes esa novedad que puede cambiar las relaciones, las estructuras, para construir un mundo más justo y solidario, animado por la búsqueda del bien común.



Benedicto XVI


A los jóvenes de San Marino. Visita Pastoral (19-VI-2011)

Casi nadie se plantea ya hoy la búsqueda de un sentido a su vida; es una cuestión que no parece conducir a ningún sitio y que implica demasiadas molestias y enigmas filosóficas. Además, requiere mucho tiempo y esfuerzo mental; y eso es algo que no abunda hoy en día; no tenemos tiempo para casi nada y mucho menos para el esfuerzo. Son más cómodas las ideas de otros, las cosas ya hechas, prefabricadas..., las de "usar y tirar". Resulta más fácil dejarse tentat por la falsa imagen de un mundo a la deriva, ya construido por los demás, más o menos perfecto, pero lleno de oportunidades y cosas que ofrecer a los primeros que caigan en sus redes. Por tanto, no hay nada que pensar, tan solo embarcarse en él y navegar sin rumbo fijo dejándose aventurar por la corriente.
Así, todo el mundo nos enrolamos en el mismo barco y no se nos ocurre preguntarnos por el rumbo que lleva, ni hacia dónde sopla el viento que lo impulsa, con nosotros a bordo.
De repente, nos encontramos inmersos en un mar revuelto y agitado, sin más horizontes que sus impresionantes y traicioneras olas, bajo las que sucumbimos una y otra vez, atraidos sólo por el deseo de probar y experimentar algo nuevo, algo distinto. Pero todo nos resulta efímero y caduco; nada colma nuestro anhelo de satisfacción y felicidad. En el fondo, esta sed de nuevas experiencias no es más que el reflejo de una insatisfacción interior, de un vacío que no logramos llenar y que responde, en definitiva, a esa búsqueda frustrada de sentido y de plenitud, que nunca queremos afrontar de forma radical.
Nos dejamos llevar y acompañar por el empuje y la inercia de las olas, por el criterio de la mayoría, por las corrientes sociales que van de un lado a otro, llamando a cada puerta y buscando nuevos adeptos con los que engrosar su masa, esa masa llamada "moda". Nuestra existencia transita por el tiempo y el espacio de un modo inconsciente y superficial.
Pero, entonces, ¿es mejor dejarse llevar sin saber adónde ni por qué? ¿Y si después no me complace lo que me muestran? ¿Deberé culparme por no haber tomado yo la decisión de dirigir mi vida? ¿Prefiero equivocarme por mí mismo o que sean los demás, la sociedad, quien me lleve al error?
Parece necesaria, más que nunca, la reflexión y una respuesta personal. Y para hallarla, es imprescindible cuestionarse el sentido de muchas cosas, el porqué de todo aquello que pasa a mi alrededor y también las posibilidades que tengo de cambiar lo que no me convence, de variar el rumbo de mi vida.
Paralelamente, estamos asitiendo a un empobrecimiento de las relaciones humanas. Las relaciones sociales son cada vez más impersonales y anónimas: las nuevas comunicaciones nos permiten establecer una relación directa e inmediata con cualquiera, esté donde esté, sin conocerle realmente, sin saber quién es; el trato personal se está haciendo cada día más imperceptible, incluso con los de casa.
Todo esto tiene que conducirnos a alguna meditación; no podemos dejar que la indiferencia nos invada y arrastre como si fuéramos seres inertes. Se impone, cada vez con mayor ímpetu, una búsqueda personal del sentido de la existencia; una selección de valores y metas, no sólo a escala material o social, sino sobre todo a escala humana, como individuo y como persona frente al mundo y en relación con él.
La historia de la humanidad, del pensamiento, nos ha dado a conocer distintos y variados modelos de vida, itinerarios existenciales, sendas filosóficas y cosmovisiones que han interpretado la realidad desde ópticas muy diversas, pero todas teniendo como objetivo común el descubrimiento del sentido, de la razón de la existencia y la comprensión del mundo. 
El ser humano nunca ha dejado de plantearse estas inquietudes y es ahí donde radica la esencia de lo humano. Los deseos profundos del corazón humano: deseos de felicidad, de libertad, de vida para siempre...¿quién los ha puesto ahí dentro? ¿Por qué están? ¿Quedarán un día satisfechos?
Y en esta búsqueda ocupa un papel importante lo sobrenatural, las creencias religiosas y la conciencia de una dimensión trascendente, que esconde el secreto del origen del mundo y de la vida. La profunda y permanente aspiración del ser humano por alcanzar un nivel de comprensión global de la realidad y de sí mismo encierra una insaciable sed de conocimiento; que va más allá de lo puramente material o físico, que persigue un rastro de perfección, de infinitud y plenitud, y que no puede conducirle sino a la la dimensión de lo divino, de lo trascendente. 
El ser humano se ve a sí mismo como un misterio, como un ser inacabado, imperfecto, y sólo desea encontrar las respuestas y las razones que llenen de sentido y de significado esa imperfección. De ahí el profundo anhelo humano por espejarse en lo divino, en lo infinito.
En ese contexto nacen las mitologías y las diferentes cosmogonías sobre el origen del mundo y de la vida. Las explicaciones que ofrecen las diversas religiones, a este respecto, reflejan esa inmanente contradicción de la naturaleza humana, que queda expresada entre lo que es y lo que desea ser, entre la experiencia de lo contingente y la atracción por lo absoluto
¿Cuál es mi razón para vivir? ¿Para quién soy importante? ¿Para quién soy necesario? ¿Puedo ser útil a alguien? ¿Para qué estoy aquí? Quizá haya que empezar por ahí: preguntándose por el sentido de la propia vida con relación a los demás, y no sólo en función de uno mismo y de los propioss intereses. Puede que así nos demos cuenta más fácilmente de por qué vivir: si no por uno mismo, si por los que podrían llegar a depender de nosotros. Los egoísmos no conducen a ser reconocidos ni admirados por nadie, más bien lo contrario.
El ideal de una realización y de una felicidad personal plena aparece más congruente, alcanzable y más comprensible en clave altruista, porque será siempre una felicidad compartida y agradecida: vale más dar que recibir y quien da recibirá con creces. Ante todo y sobre todo, no renunciemos a ser humanos, aunque no "esté de moda".

(Texto del libro Materiales para la clase de Religión en Bachillerato. Editorial CCS)
PRESENTACIONES:





BUSCANDO LA FELICIDAD


La felicidad está relacionada muy estrechamente con el sentido

de la vida. La sociedad en la que vivimos nos ofrece múltiples formas de buscar la felicidad, muchas de ellas presentándose como puras ilusiones que pueden llenar el cuerpo y dejar un vacío enorme en nuestro interior.

Jesucristo, tan actual hoy como hace dos mil años, nos ofrece llenar el espíritu y dar un sentido plenificado a nuestra vida.


Relaciona las siguientes propuestas e identifícalas:



Materialismo (M), Religión (R), Hedonismo (H), Indiferencia (I)



1. A disfrutar que son dos días .............................   M    R    H    I

2. Dios es la fuerza que mueve mi vida .....................

3.Vivo al día y paso de todo ........................................

4. Toda nuestra esperanza está en esta vida .............

5. Con la muerte acaba todo .....................................

6. Lo importante es luchar por la igualdad  ............

7. Yo voy sólo a lo mío .............................................

8. El placer es por lo que merece la pena vivir .......

9. Creer en Dios nos compromete a trabajar  por un mundo más humano

10. Ayudar a los pobres llena de sentido mi vida..........

11. Mi ideal en la vida es tener dinero ........................

12. La vida interior, la del espíritu, es más importante que todas las riquezas

13. Yo hago sólo lo que me gusta y apetece ...............

14. Yo sólo creo lo que veo ........................................

15. Mi vida no tiene sentido ....................................



ANTROPOCENTRISMO

Con el término "humanismo" nos referimos a la visión que se tiene de la vida, de las experiencias, de los deseos, de las orientaciones artísticas y culturales donde la persona es el centro y el valor en torno al cual gira toda la experiencia humana.


El "antropocentrismo" , el ser humano centro de la vida, vino a reemplazar al "teocentrismo", Dios centro de todo.


El cambio es radical dependiendo del centro gravitatorio.

Escribe el resultado de una u otra visión poniendo a Dios  o al Hombre en el centro. 

Rellena la tabla siguiente:



1.       Medio para conocer a Dios- 5. Religiosa – 3. Sagrado – 4. Profano – 6. Civil – 7. Laica-
8. Esperanza vida futura – 2. Medio para conocer al hombre. 9. Felicidad  en esta vida - 10. Dios – 11. Hombre



Teocentrismo (T)
Antropocentrismo (A)
Filosofía


Arte


Sociedad


Sentido de la vida


Moral


Centro





A través de diversas fichas seguiremos indagando  sobre el sentido de la vida:








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