“En
las próximas semanas el árbol de Navidad será motivo de alegría […] Su forma en
punta, su color verde y las luces de sus ramas son símbolos de vida. Además,
nos remiten al misterio de la Nochebuena. Cristo, el Hijo de Dios, trae al
mundo oscuro, frío y no redimido, al que viene a nacer, una nueva esperanza y
un nuevo esplendor. Si el hombre se deja tocar e iluminar por el esplendor de
la verdad viva que es Cristo, experimentará una paz interior en su corazón y
será constructor de paz en una sociedad que tiene mucha nostalgia de
reconciliación y redención” (Benedicto XVI, Audiencia, 12 de diciembre de
2008).
EL
ÁRBOL DE LA VIDA, EL AMOR Y LA PAZ.
Muchas
de las leyendas y antiguas tradiciones que hacen referencia al árbol de Navidad
se remontan a tiempos muy antiguos, pero la documentación histórica acerca del
árbol tal y como lo conocemos y decoramos hoy en día, sólo apareció en los
últimos siglos.
No
hay duda, sin embargo, que estas leyendas y tradiciones muestran la
convergencia de muchas costumbres, algunas de ellas nacidas fuera de la cultura
cristiana y otras de origen estrictamente cristiano. Vamos a considerar aquí
algunas que podrían ser precursoras del árbol de Navidad.
ORIGEN
HISTÓRICO.
Desde
tiempos muy antiguos, los pueblos primitivos introducían en sus chozas las
plantas de hojas perennes y flores, viendo en ellas un significado mágico o
religioso.
Los
griegos y los romanos decoraban sus casas con hiedra. Los celtas y los
escandinavos preferían el muérdago y muchas otras plantas de hoja perenne (como
el acebo, el rusco, el laurel y las ramas de pino o de abeto) pues pensaban que
tenían poderes mágicos o medicinales para las enfermedades.
En
la cultura de los celtas, el árbol era considerado un elemento sagrado. Se sabe
de árboles adornados y venerados por los druidas de centro-Europa, cuyas
creencias giraban en torno a la sacralización de diversos elementos y fuerzas
de la naturaleza.
Se
celebraba el cumpleaños de Frey (dios del Sol y la fertilidad) adornando un
árbol perenne, cerca de la fecha de la Navidad cristiana. El árbol tenía el
nombre de Divino Idrasil (Árbol del Universo): en cuya copa se hallaba el
cielo, Asgard (la morada de los dioses) y el Valhalla (el palacio de Odín),
mientras que en las raíces profundas se encontraba el Helheim (reino de los
muertos).

SAN
BONIFACIO, OBISPO DEL SIGLO VIII.
Una
interesante tradición -en parte historia, en parte leyenda-, popular en
Alemania, afirma que el árbol de Navidad se remonta al siglo VIII.
San
Bonifacio (675-754) era un obispo inglés que marchó a la Germania en el siglo
VIII (concretamente a Hesse), para predicar la fe cristiana.
San
Bonifacio cortando el roble de Odín
Después
de un duro período de predicación del Evangelio, aparentemente con cierto
éxito, Bonifacio fue a Roma para entrevistarse con el papa Gregorio II
(715-731).
A su
regreso a Alemania, en la Navidad del año 723, se sintió profundamente dolido
al comprobar que los alemanes habían vuelto a su antigua idolatría y se
preparaban para celebrar el solsticio de invierno sacrificando a un hombre
joven en el sagrado roble de Odín. Encendido por una ira santa, como Moisés
ante el becerro de oro, el obispo Bonifacio tomó un hacha y se atrevió a cortar
el roble sagrado. Hasta aquí lo que está documentado históricamente.
El
resto pertenece a la leyenda que cuenta cómo, en el primer golpe del hacha, una
fuerte ráfaga de viento derribó al instante el árbol. El pueblo sorprendido,
reconoció con temor la mano de Dios en este evento y preguntó humildemente a
Bonifacio cómo debían celebrar la Navidad.
El
Obispo, continúa la leyenda, se fijó en un pequeño abeto que milagrosamente
había permanecido intacto junto a los restos y ramas rotas del roble caído. Lo
vio como símbolo perenne del amor perenne de Dios, y lo adornó con manzanas
(que simbolizaban las tentaciones) y velas (que representaban la luz de Cristo
que viene a iluminar el mundo).
Como
estaba familiarizado con la costumbre popular de meter en las casas una planta
de hoja perenne en invierno, pidió a todos que llevaran a casa un abeto. Este
árbol representa la paz, y por permanecer verde simboliza también la
inmortalidad; con su cima apuntando hacia arriba, se indica, además, el cielo,
la morada de Dios.
OBRAS
TEATRALES RELIGIOSAS MEDIEVALES.
También
ofrecen pistas importante sobre el origen del árbol de Navidad, tal como lo
conocemos, las obras de teatro medievales que representaban los misterios y
pasajes de la Biblia.
Árbol
de Navidad
En
concreto el árbol del Bien y del Mal en el Paraíso Terrenal. Su propósito era
enseñar la religión a los feligreses, que en su mayoría eran analfabetos. Para
difundir y mantener viva la fe y dar a conocer las Sagradas Escrituras, la
predicación era esencial, pero no suficiente.

El
árbol debería haber sido un manzano, pero no habría sido adecuado en invierno.
Se ponía un abeto en el escenario con algunas manzanas en sus ramas, y obleas
preparadas con galletas trituradas en moldes especiales, así como dulces y
regalos para los niños. Incluso cuando se abandonaron estas obras teatrales
religiosas, el árbol del Paraíso siguió estando asociado a la Navidad.
LOS
ORÍGENES MÁS RECIENTES DEL ÁRBOL DE NAVIDAD.
La
opinión más generalizada entre los expertos es que el árbol de Navidad, tal
como lo conocemos hoy, decorado e iluminado con luces, deriva de este árbol del
Paraíso. Como su lugar de nacimiento se sugiere la orilla izquierda del Rhin, y
concretamente la Alsacia.
Uno
de los primeros testimonios de esto son los registros de la ciudad de
Schlettstadt (1521), en los que fue establecida una especial protección para
los bosques en los días previos a la Navidad; los guardabosques eran los
responsables de castigar a cualquiera que cortara un árbol para decorar su casa
.
Otro
documento nos informa de que, en Estrasburgo, la capital de Alsacia, los abetos
se vendían en el mercado, para llevar a casa y decorarlos. De Alsacia, la
tradición de los árboles de Navidad se propaga a toda Alemania y al conjunto de
Europa, y pronto, al resto del mundo cristiano.
ASPECTOS
SIMBÓLICOS DEL ÁRBOL.
Los
árboles han tenido a lo largo de la historia un significado muy especial: en
todas las culturas poseen aspectos simbólicos de carácter antropológico,
místico o poético.
Árbol
de Navidad
La
idea extendida de los aspectos benéficos de los árboles para el hombre ha dado
lugar a distintas leyendas y lo ha relacionado con sentidos mágicos y rituales.
En
varias culturas el árbol representa el medio y la unión del cielo y la tierra:
ahonda sus raíces en la tierra y se levanta hacia el cielo; por ello en ciertas
religiones, sobre todo orientales, el árbol es signo de encuentro con lo
sagrado, punto de encuentro entre el ser humano y la divinidad.
Otros
significados ampliamente extendidos sobre los atributos mágicos del árbol
concernían a la fecundidad, al crecimiento, a la sabiduría y a la longevidad.
SENTIDO
CRISTIANO.
El
árbol de Navidad recuerda, como hemos visto, al árbol del Paraíso de cuyos
frutos comieron Adán y Eva, y de donde vino el pecado original; y por lo tanto
recuerda a Jesucristo que ha venido a ser el Mesías prometido para la
reconciliación. Pero también representa el árbol de la Vida o la vida eterna,
por ser de hoja perenne.
En
palabras de Juan Pablo II: “En invierno, el abeto siempre verde se convierte en
signo de la vida que no muere […] El mensaje del árbol de Navidad es, por
tanto, que la vida es ‘siempre verde’ si se hace don, no tanto de cosas
materiales, sino de sí mismo: en la amistad y en el afecto sincero, en la ayuda
fraterna y en el perdón, en el tiempo compartido y en la escucha recíproca”
(Juan Pablo II, Audiencia, 19 de diciembre de 2004).
La
forma triangular del árbol (por ser generalmente una conífera), simboliza a la
Santísima Trinidad. A las oraciones que se realizan durante el Adviento se les
atribuye por un color determinado, y cada uno simboliza un tipo:
Árbol
de Navidad con los tradicionales adornos
• El
azul, para las oraciones de reconciliación.
• El
plateado, para las de agradecimiento.
• El
dorado, para las de alabanza.
• El
rojo, para las de petición.
•
Estos colores, junto con el verde del árbol mismo, tal vez sean los más
tradicionales para los adornos navideños.
El
árbol de Navidad y los regalos propios de estas fechas, son un modo de recordar
que del árbol de la Cruz proceden todos los bienes… Por eso tiene un sentido
cristiano la tradición de poner bajo el árbol los regalos de Navidad para los
niños:
“Generalmente,
en el árbol decorado y a sus pies se colocan los regalos de Navidad. El símbolo
se hace elocuente también desde el punto de vista típicamente cristiano: recuerda
al ‘árbol de la vida’ (Cf. Génesis 2, 9), representación de Cristo, supremo don
de Dios a la humanidad” (Juan Pablo II, Ídem).
LOS
ADORNOS NAVIDEÑOS.
Los
adornos más tradicionales del árbol de Navidad son:
•
Estrella: colocada generalmente en la punta del árbol, representa la fe que
debe guiar la vida del cristiano, recordando a la estrella que guió a los Magos
hasta Belén.
•
Bolas: en un principio San Bonifacio adornó el árbol con manzanas,
representando con ellas las tentaciones. Hoy día, se acostumbra a colocar bolas
o esferas, que simbolizan los dones de Dios a los hombres.
•
Lazos: Tradicionalmente los lazos representan la unión de las familias y
personas queridas alrededor de dones que se desea dar y recibir.
•
Luces: en un principio velas, representan la luz de Cristo.
Como
nos dice Benedicto XVI “al encender las luces del Nacimiento y del árbol de
Navidad en nuestras casas, ¡que nuestro ánimo se abra a la verdadera luz
espiritual traída a todos los hombres y mujeres de buena voluntad! … Frente a
una cultura consumista que tiende a ignorar los símbolos cristianos de las
fiestas navideñas, preparémonos para celebrar con alegría el nacimiento del
Salvador, transmitiendo a las nuevas generaciones los valores de las
tradiciones que forman parte del patrimonio de nuestra fe y cultura”.
(Benedicto XVI, 21 de diciembre de 2005).
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