El 26 de noviembre de 2014 se
publicó el currículo de la Religión Islámica en la que aparecen entre otros los
siguientes objetivos para los niños «conocer y arraigar la fe en Alá, Creador
del Universo, de todos los seres vivos y Único Dios adorado», «leer, recitar y
memorizar diferentes fragmentos del Corán» o «conocer y participar en las
prácticas del Islam como la oración, el azaque, el ayuno, la peregrinación, las
celebraciones y festividades religiosas» y estos aspectos aparecen entre los
estándares por los que se evaluará a los alumnos. Ningún medio de comunicación
hizo el más mínimo comentario o crítica.
Hace tan sólo unos días que se ha
publicado el nuevo currículo de Religión Católica y desde ese mismo día ha
habido una avalancha de críticas por objetivos y contenidos similares a los del
currículo de Religión Islámica. Son críticas cargadas de prejuicios, burdas
interpretaciones para descalificar los contenidos y de paso arremeter contra la
presencia de la religión (la Católica) en la escuela.
Una vez más hay que dar razones para la
presencia de la religión en la escuela pese a que es optativa. Parece que una
minoría, que no la desea ni la elige, quiere imponer a la mayoría, que sí la
elige, su opción para que desaparezca de la escuela. ¿Es esto democrático o más
bien intolerante?
El texto del currículo de
Religión Católica hasta bachillerato expresa lo siguiente: "conviene subrayar que lejos de la
finalidad catequética o del adoctrinamiento, la enseñanza de la religión
católica ilustra a los estudiantes sobre la identidad del cristianismo y la
vida cristiana", pidiendo una "formación de competencias que permitan
exponer y defender de manera racional las propias creencias religiosas y el
respeto a las ajenas".
En la asignatura de Religión no
se evalúan creencias. Otra cosa es que sea razonable que creyentes y no
creyentes deban saber cosas de la religión católica, como saber qué significa
orar o ejemplos prácticos de oración. Pero ni se presupone la fe del alumno, ni
se le enseña a orar ni hay por qué rezar en clase.
Estos días pasados compartí en
este blog cómo se estudia la religión en Europa y su presencia casi en la totalidad de países europeos,
también compartí una entrevista muy
iluminadora a Carlos Esteban Garcés (uno de los mayores expertos en la clase de
religión). Comparto una serie de artículos de estos días, respecto la polémica generada sobre el currículo y su presencia en la escuela:
Afirmar que D. ha creado el mundo no es ir contra las teorías científicas.
La religión es un elemento esencial para la educación integral de la persona. Incluye entrevista radiofónica.
La religión es un elemento esencial para la educación integral de la persona. Incluye entrevista radiofónica.
Especialmente interesante, es el artículo de
Julia Gutiérrez, delegada de Enseñanza del arzobispado de Valladolid, que reproduzco:
LAS CLASES DE RELIGIÓN
CATÓLICA, EN LA ENCRUCIJADA
En una encrucijada se hallan las
clases de religión católica a causa de la ignorancia y el desprecio, por un
lado, y de la valoración altamente positiva de muchos estamentos sociales y de
los padres de familia que cada año las eligen, en un porcentaje superior al
72%, por otro.
Pero lo que más ha sorprendido es
el ruido que ha hecho la vía de la ignorancia y del desprecio que ha aparecido
en algunas valoraciones de determinados medios de comunicación sobre la
asignatura de religión católica justo el día después de haber sido publicado en
el BOE su currículo para las etapas de primaria, secundaria obligatoria y
bachillerato (24 febrero).
IGNORANCIA Y DESPRECIO
Los expertos no habían tenido
tiempo todavía para estudiar los distintos currículos, compararlos con los
anteriores, detectar las novedades pedagógico-didácticas y realizar sus
valoraciones para discernir posibilidades educativas y ya algunas voces, inmediatamente,
se hacían promotoras del desprecio sin haber profundizado la validez de esos.
Otras, en un intento de describir novedades, transmitían poco conocimiento del
discurso pedagógico y teológico, o, simplemente, se pronunciaban a favor de la
desaparición de la asignatura argumentando más con la rabia que con la razón.
Otras proponían romper relaciones con el Estado Vaticano que es el más numeroso
en personas, propuestas solidarias, bagaje cultural, proyección política
internacional, trabajo por la paz y la seguridad internacional, etc.
CONTRA LA LIBERTAD DEMOCRÁTICA
Después de esto se desprecia
todo: a los católicos, que parece seamos los malos de la película y los
causantes de todos los males humanos y sociales, al valor pedagógico, teológico
y humano de la asignatura, al derecho de los padres a elegirla en libertad,
siendo ellos, y no el Estado o los grupos ideológicos, los que tienen la
potestad de elegir una educación según sus propias convicciones. No hay que
olvidar que la ley permite también no elegirla, para eso estamos en un Estado
democrático.
Se altera la serenidad de los
alumnos que la cursan porque habrían de hacerlo sin estar sometidos al ridículo
de los demás que no la eligen, se olvida el derecho a ser formados
integralmente, se desprecia la profesionalidad del docente que imparte las
clases de religión (todos con titulación universitaria, muchos tienen varios
títulos de postgrado en distintas disciplinas) y también viene tocada la
serenidad que habría de regir en la sociedad y la comunidad educativa, pues el
laicismo excluyente tiene también fuertes dosis de incitación a luchar en
algunos Colegios e Institutos contra la asignatura de Religión, contra quien la
elige o quien la imparte.
CONTRA LA IGUALDAD
Con frecuencia esos ataques se efectúan
solamente hacia la religión católica, la Iglesia o lo cristiano, surgiendo la
mayoría de las veces de malas intenciones pues pocos se atreven a contestar
reactivamente los currículos de otras confesiones. Léase, como ejemplo, el lío
que se ha montado con la crítica al estándar de aprendizaje que propone
memorizar y reproducir fórmulas sencillas de petición y agradecimiento. En esta
etapa evolutiva de la persona el desarrollo de la memoria es esencial, lo van a
hacer otras asignaturas y otras confesiones y nadie se ha pronunciado al respecto
en términos tan negativos.
A FAVOR DE FUNDAMENTOS SOCIALES
Desde un pensamiento crítico,
limpio de ideologías, empático hacia lo distinto, hay quienes afirman la
validez de la asignatura de religión por espíritu democrático, por respeto a la
libertad del otro, por la convivencia serena que nace de principios y valores
sociales que son promovidos por la religión católica y compartidos por todos
como son la solidaridad, la justicia, la defensa de la vida humana ante todas
las situaciones que la ponen en peligro (enfermedad, hambre, guerra, muerte),
el trabajo por la paz.
VALORANDO LA INTEGRIDAD DE LA
PERSONA
Por su cosmovisión teológica: por
la riqueza incuestionable de la dignidad de la persona humana que ofrece el
cristianismo, por la promoción de todos los derechos, deberes y libertades, por
el depósito del bagaje artístico y cultural que ha generado la Iglesia católica
a lo largo de los siglos, sin el cual no se entendería ni Europa, ni muchas de
las asignaturas escolares que tienen contenidos inspirados por la religión, no
se conocerían los fundamentos éticos de las Leyes y de la vida social que
deriva de la religión como son la misma Carta de Derechos Humanos de ONU o los
Tratados nacionales e internacionales inspirados por ella. Por tanto, la
asignatura de religión católica en el contexto académico es necesaria porque el
discurso interdisciplinar favorece un alto rendimiento académico que no se
tendría sin dicha asignatura.
A FAVOR DEL CONOCIMIENTO DE LA
RELIGIÓN CATÓLICA
Además, la familia que elige
religión católica quiere que su hijo conozca la religión y los elementos que le
ayuden a entender a Dios, la vida de Dios, la propuesta de persona que emerge
del conocimiento de Dios y, consecuentemente, el tipo de sociedad y de Historia
que la persona ha de construir. Digo esto para subrayar que en clase no se hace
catequesis, si no que la asignatura se inserta dentro del contexto de
finalidades académicas. De hecho los profesores no evalúan la fe de los
alumnos, sí lo que saben, lo que conocen, que son las cuestiones propiamente
académicas. Numerosos son los estándares de aprendizaje de esta asignatura que
llevan al conocer, expresar, aprender, identificar, describir, clasificar,
respetar, recopilar, buscar… A propósito de esto lo que es penoso es perder
puntos en un concurso televisivo por no saber contestar a preguntas elementales
relacionadas con la religión.
EN SINTONÍA CON LOS PAÍSES
EUROPEOS MÁS DESARROLLADOS
Igual convenía que en este tema
se mirara más a los países de Europa que han insertado la religión en sus
planes escolares, algunos de ellos obligatoria y confesionalmente para todos
los alumnos y que además son los que más alto nivel tienen de entendimiento
mutuo y desarrollo y que cuentan con la admiración del resto de países,
incluido el nuestro.
TOMADO ,EN PARTE, DE RELI CASAS NUEVAS
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