La oración para los cristianos es a la vez algo fácil y
difícil. Fácil porque hablar con Dios es algo que podemos hacer en cualquier
momento, prácticamente en cualquier circunstancia. Y es difícil porque a veces
no se sabe exactamente qué es hacer oración, porque las ocupaciones diarias
absorben o simplemente porque cuesta sentarse en silencio para mirar hacia dentro y encontrarse con Dios.
La oración podría decirse que es como un blog interior
que tiene dos administradores.
Orar es hablar
con Dios, de tú a tú, como le habla un hijo a un padre. Y a Dios podemos
decirle cualquier cosa: lo que vivimos, nuestras preocupaciones, lo que hemos
logrado, en lo que necesitamos su ayuda, incluso enfadarte cuando no entendemos, como lo
haríamos con la gente a la que le tenemos confianza y le queremos. La oración
es un dirigirse a Dios para alabarlo, agradecerle, reconocerlo y pedirle,
contemplarle…
Pero, por mucho
que se lea sobre la oración y se
explique qué es y cómo se realiza, solo se aprenderá y se
disfrutará “jugando” o sea, rezando…
Como diría nuestra Santa
de Ávila, “No es otra cosa sino
tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos
ama (SANTA TERESA).
Te dejo con dos
talleres de oración:
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