Como cada año por estas fechas
los organismos relacionados con la ciencia en España se suman a la
conmemoración del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia
instituido por Naciones Unidas y que coincide precisamente con la festividad de
la Virgen de Lourdes, que se celebra este 11 de febrero.
También está cerca el día 8 de
marzo día internacional de la mujer. Aprovechando estos días vamos a conocer a
algunas mujeres intelectuales católicas relevantes.
La ciencia se ha ido construyendo
a lo largo de la historia evitando lo más posible el empleo de los sentimientos
por ser considerados éstos poco fiables a la hora de valorar la realidad de las
cosas. En el empeño por hacer avanzar el conocimiento científico la Iglesia
Católica ha jugado un papel fundamental. Esto forma parte de la realidad histórica
del devenir científico.
Por ello no es de extrañar que
quienes niegan la realidad científica de la sexualidad no reconozcan las cosas
como han sido o como siguen siendo. Por comenzar de algún modo, decir que la
primera mujer que alcanzó en España el grado de doctora, la madrileña Maria
Isidra de Guzmán, obtuvo tal galardón en el siglo XVIII y en la Universidad de
Alcalá, fundada por el Cardenal Cisneros, y que al recibir el grado de socia de
honor de la Real Academia Española, pronunció el discurso “Oración del género
eucarístico que hizo a la Real Academia”. Todo esto y mucho más lo cuenta en
ReL eLuis de Antequera. Es decir, se puede ser científica católica ya en el
siglo XVIII.
Investigadora, mecenas y católica
Amalia Heredia Livermore
(1830-1902), marquesa de Casa-Loring, se casó con Jorge Loring y Oyarzábal, I
marqués de Casa-Loring, con quien tuvo 9 hijos. Díaz de Escovar la recogió en
‘Galería de Malagueñas. Apuntes para una obra biográfica de las mujeres, hijas
de esta provincia, o residentes en ella, que se han distinguido por su talento,
piedad, valor e ilustración’ ( Málaga, La Equitativa, 1901). Fue miembro
fundador de la Real Sociedad Española de Historia Natural.
Fue una mujer católica,
apostólica y romana, coleccionista, investigadora, promotora de las artes y la
cultura en España, y mecenas. Todo ello dice Wikipedia en su sucinta biografía.
Fue la pequeña de diez hermanos, y sus padres, Manuel Agustín Heredia Martínez
e Isabel Livermore Salas se esmeraron porque todos recibieran una formación
católica, por lo que la criaron en un ambiente que fomentaría su amor por las
bellas artes con numerosos viajes al extranjero.
Formó en 1850 una familia
cristiana con Jorge Loring Oyarzábal, con el que tuvo nueve hijos. Tras
casarse, transformó su residencia de La Concepción, en Málaga, en jardín
botánico, por lo que fue la creadora junto a su marido del Jardín Botánico La
Concepción. Financió además el Hospital de San Julián y el Hospital Civil de
Málaga, y fundó el Colegio de La Asunción para que muchas niñas tuvieran la
suerte de criarse como ella en un ambiente católico y ser científicas el día de
mañana. Adquirió junto con su marido las tablas de Lex Flavia Malacitana con el
fin de iniciar una colección arqueológica, el Museo Loringiano.
El diccionario de María Moliner
María Moliner (1900-1981) es
conocida como ‘la mujer que escribió un diccionario’, concretamente el
‘Diccionario de uso del español’. Filóloga y lexicógrafa, experta en
biblioteconomía, es reivindicada desde varias ideologías como pionera. Sus
propios hijos lo dijeron de ella con claridad: era católica practicante.
Una buena cronología de su vida
la propone la Fundación Fernando El Católico, tal vez por el origen maño de
Moliner, como el de otros muchos científicos católicos de la talla de Cajal,
Albareda, Ibáñez-Martín, Laín Entralgo, Miguel Asín, Antonio de Gregorio
Rocasolano, Longino Navás, Mariano Tomeo Lacrué, Félix de Azara, etc.
Mientras que estudiaba en la
Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza en la que se
licenció en Historia en el año 1921, María Moliner colaboraba como filóloga y
lexicógrafa en el Estudio de Filología de Aragón. Nunca tuvo una titulación
oficial en lexicografía ni filología pues eran especialidades que no se
cursaban en la Universidad de Zaragoza.
Dicen que se le ocurrió lo del
diccionario durante la posguerra española cuando su hijo Fernando le trajo de
París el Learner’s Dictionary of Current English de A. S. Hornby. Ese libro
junto a las deficiencias que ella había detectado en el ‘Diccionario de la Real
Academia de la Lengua Española’, fueron el detonante de su obra. María firmó en
1955 un contrato con la editorial Gredos para su futura publicación. Publicado
por primera vez en 1966, su diccionario tuvo como novedades importantes la
incorporación de términos no admitidos por la RAE o ejemplos de gramática y
sintaxis de gran utilidad pedagógica. Carmen Conde, primera mujer en ingresar en
la Real Academia de la Lengua, y también católica practicante, diría que
ocupaba el puesto que le tendrían que haber dado a María Moliner. Pero hay más
mujeres católicas.
Autora de decenas de artículos
científicos
Joseina Benayas (1932-2018) fue
una científica católica parte de cuya obra se puede seguir disfrutando por
internet. Su actividad profesional fue
resumida de manera magistral por María Teresa García González hasta hace poco
directora del Instituto de Ciencias Agrarias. En la página antes aludida dice
de ella que “Josefina Benayas se licenció en Farmacia por la Universidad
Complutense de Madrid en 1955. Obtuvo el título de Doctor por la misma
Universidad en 1957, y en 1959 por la University College of North Wales,
actualmente Universidad de Bangor (UK), bajo la dirección de los Profs. J.M. Albareda y F. Smithson,
respectivamente. Tras obtener becas del CSIC (1956-57), de la Fundación Juan
March (1958) y del British Council (1959), obtuvo un puesto de Colaborador
Científico del CSIC en 1960, y finalmente de Investigador Científico en 1971.
Se especializó en la génesis de suelos y
sedimentos aplicando técnicas de micromorfología de suelos bajo la supervisión
de los Profs. José Maria Albareda y Walter Kubiëna (1965-1970), siendo una de
las alumnas aventajadas de este último durante sus repetidas estancias en el
Instituto de Edafología y Biología Vegetal (CSIC, Madrid). Entre 1982 y
2001 fue socia fundadora y coordinadora
del Grupo Español de Micromorfología del Suelo de la Sociedad Española de la
Ciencia del Suelo (SECS), y desde 1968 hasta su jubilación en 1997 fue jefa del
Laboratorio de Micromorfología de Suelos del Instituto de Edafología y Biología
Vegetal (CSIC, Madrid).
En su laboratorio recibió la visita
de numerosos investigadores extranjeros y españoles, formando además a becarios
de distintas universidades y centros de investigación. Dirigió varias tesis
doctorales y cursos de especialización sobre microscopía petrográfica y
micromorfología del suelo y es autora de un centenar de publicaciones
científicas y varios libros. La Comisión de Mujeres y Geología de la Sociedad
Geológica de España la distinguió como pionera en el campo de la
micromorfología de suelos en el acto Homenaje a nuestras pioneras, que se
celebró en la clausura del VIII Congreso Geológico de España (Oviedo, 2012)”.
En cuanto a sus creencias católicas, se expresaron bellísimamente por sus
familiares próximos en su funeral.
Intelectual y misionera
Por su parte, Isabel Orellana Vilches
es Doctora en Filosofía en la Universidad Autónoma de Barcelona con la tesis
Realismo y progreso científico en la epistemología popperiana en 1993. Ha
cursado estudios de teología en la Universidad Pontificia de Salamanca. Hija y
nieta de sevillanos, nació en Ejulve (Teruel)-España pasó su niñez y
adolescencia en diversos lugares de Teruel, Navarra y Ávila. En 1969 comenzó a
trabajar en la Biblioteca Nacional de España. Ese mismo año conoció el
Instituto de Misioneras y Misioneros Identes, fundado por Fernando Rielo
(Madrid, 1923-New York, 2004), al que pertenece desde esa fecha. Este encuentro
con el Fundador de los Misioneros Identes cambiará su vida.
En los años 90 se inicia su labor
académica e investigadora. En 1995 conoció al eminente catedrático emérito de
la Universidad Pontificia de Salamanca, Enrique Rivera de Ventosa, quien marcó
profundamente su producción intelectual. Este padre franciscano capuchino,
desaparecido en 2000 fue el prologuista de su primer libro publicado El Evangelio
habla a los jóvenes, título elegido por él, quien siguió atentamente todas las
creaciones de la autora hasta su muerte.
Entre otras obras, en 1997
escribe el ensayo antropológico Pedagogía del dolor, de gran impacto en España
y, especialmente, en Ecuador donde es difundido a todo el país desde la
Universidad Técnica Particular de Loja. Dos mil quinientos ciudadanas y
ciudadanos ecuatorianos escriben cartas a la autora: auténticas confesiones de
enorme valor testimonial y emocional. Su
eco social prosiguió y la autora fue invitada constantemente para impartir
conferencias y cursos sobre el tema del dolor en distintos puntos de la
geografía española peninsular e insular. A finales de los noventa se acentúa
notablemente su producción científica, y se inicia la literaria con su primer
libro de cuentos. Es autora de numerosos artículos de temática científica y
pedagógica, que viene publicando en distintas revistas nacionales e
internacionales. Ha dictado cursos y sigue pronunciando conferencias en diversos
ámbitos académicos y universitarios.
Oncóloga de renombre
Teresa Macarulla (Barcelona,
1974), oncóloga, investiga en el hospital Valle de Hebron los tratamientos
personalizados en la lucha contra el cáncer de páncreas, el más letal de todos.
Acaba de presentar al congreso anual de la Sociedad Americana de Oncología
Médica (ASCO) en Chicago un tratamiento teledirigido para un subgrupo de
pacientes que tienen una mutación específica (en los genes BRCA) en este tipo
de tumores: como terapia de mantenimiento tras la quimioterapia inicial, este
fármaco mejora la supervivencia. Confiesa que la montaña y la Iglesia son sus
puntos de recarga.
Como investigadora, ha
participado en numerosos estudios que llevado al desarrollo de nuevas moléculas
en cáncer de colon. Por ejemplo, el estudio PRIME permitió la aprobación de
panitumumab (anti-EGFR) en primera línea de tratamiento del cáncer de colon, el
estudio VELOUR, permitió la aprobación de aflibercept en combinación con quimioterapia
en el tratamiento de segunda línea del cáncer de colon. Está implicada como
principal investigadora en numerosos estudios clínicos que pueden permitir la
aprobación de nuevos fármacos en esta área en los próximos años. Como
investigadora, lidera estudios de medicina personalizada, tanto en cáncer de
páncreas como en tumores de la vía biliar, realizando estudios moleculares que
permiten seleccionar para cada paciente, aquel tratamiento con mayores
posibilidades de éxito.
Recientemente un diario español
recogía su opinión sobre la eutanasia: “Mi mentalidad es la de luchar mientras
se pueda, gastar todos los cartuchos. Y luego, una buena paliación, un buen
acompañamiento. Más allá de aquí, no es trabajo del médico el poder acabar con
una vida. Yo estoy con poder acompañar hasta el final, pero no más allá. Yo
acabar con una vida no podría hacerlo por mis creencias, porque me dicen que no
es mi responsabilidad”.
El papel de la mujer en la
docencia
Otra mujer de ciencia es María
Ángeles Vitoria, nacida en Alcoy y residente en Roma. Es Licenciada en Biología
y Teología Dogmática, Doctora en Filosofía y Master en Ciencias de la
Educación. Actualmente es profesora de Filosofía de la ciencia en la Pontificia
Universidad de la Santa Cruz, y miembro de la European Society for the Study of
Science and Theology y de la
International Network of Philosophers of Education.
Muy interesante resulta la
lectura de su artículo sobre el beato Mons. Alvaro del Portillo, en el que dice cosas relacionadas con la
preocupación de católicos sobre el papel de la mujer en la docencia como lo
siguiente: “Después de cursar Ciencias
biológicas me trasladé a Italia el 3 de septiembre de 197 4 para incorporarme
al Colegio Romano de Santa María, un
Centro Internacional de Estudios erigido por san Josemaría el 12 de diciembre
de 1953, con la finalidad de completar la formación filosófico-teológica,
espiritual y apostólica de mujeres del Opus Dei provenientes de todo el mundo.
El Colegio Romano tenía entonces su sede en Villa delle Rose (Castelgandolfo),
donde funcionaba también el Istituto Internazionale di Pedagogia (o di Scienze
dell'Educazione), constituido como sección en Roma de la Facultad de Filosofía
y Letras de la Universidad de Navarra el 24 de octubre de 1964. Cuando en 1977
completé los programas previstos, la Dirección del Centro Internacional de
Estudios me ofreció la posibilidad de quedarme a trabajar como profesora de
algunas materias de Pedagogía y Filosofía…”.
Filósofa miembro de la Pontificia Academia de las
Ciencias Sociales
Por su parte, Ana Marta González
González (1969-), profesora de Filosofía de la Universidad de Navarra es
miembro de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales desde 2016. Sus líneas
de investigación son dignidad, ley natural, razón práctica, virtud y
obligación, filosofía y ciencias sociales: cultura, estructura y agencia
acción, emociones, identidad, Spaemann, Tomás de Aquino, Hume, Kant, Korsgaard.
Hablando de san Josemaría Escrivá
ha dicho: “Más que a descifrar la ley inexorable de la historia, el santo
permanece atento a descubrir en ella los signos de la acción providente de
Dios. Tal vez por esto pueda, en ocasiones, levantarse sobre los prejuicios de
su propio tiempo. Un ejemplo de ello lo tenemos en el modo fundamentalmente
positivo con el que San Josemaría entendió la condición de la mujer, y su
corresponsabilidad con el hombre en la construcción de la cultura. Pienso que
en esta cuestión, que hoy parece de sentido común, San Josemaría pudo
sustraerse a las inercias y convenciones propias de su tiempo, pura y
simplemente porque se dejaba guiar por el Espíritu de Dios. Si tenemos en
cuenta que los filósofos más ilustres no siempre supieron sustraerse a las
inercias de su tiempo, entonces comprenderemos por qué el santo resulta
particularmente intrigante para el filósofo. Le enfrenta con sus propios
límites, y le muestra un modo distinto de trascenderlos”.
"A veces hay que tener más
fe para creer en el azar que en Dios"
Otro ejemplo es Pilar Valdecantos
(1975-), una científica católica que
trabaja como investigadora posdoctoral en el Instituto de Investigación
Biomédicas Alberto Sols (CSIC-UAM) y en el CIBERDEM, dedicándose a estudiar la
obesidad y la diabetes. Como en otras muchas, mujeres, ciencia y fe conviven
pacíficamente.
En una entrevista con María
Martínez López en Alfa y Omega, Pilar explica con sencilla naturalidad cosas
tales como que “a todos les asombra lo
poco que conocemos y que todo encaje tan bien. El tema es en qué sentido les
asombra. A mí me preguntan cómo siendo científica tengo fe. Y yo les pregunto
cómo ellos no la tienen... Puede que la ciencia llegue a explicar todo, pero no
va a crear la realidad. El científico conoce, o como mucho imita, lo que ya
existe en la naturaleza. Pero, ¿quién lo puso ahí? A veces pienso que hay que
tener más fe para creer en el azar que en Dios. Si en la naturaleza si todo
fuera azar, sin leyes, no podríamos hacer ciencia. La ciencia se basa en el
orden”.
EL ARTICULO HA SIDO ESCRITO POR
ALFONSO V. CARRASCOSA Y PUBLICADO EN RELIGIÓN DIGITAL
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