la sexualidad es uno de los componentes más importantes de la vida de los seres humanos. Sería imposible comprendernos sin esa dimensión sexual. Somos seres sexuados y nos manifestamos como tales, es decir, como hombre y mujer.
La sexualidad, a su vez, se relaciona con múltiples facetas y sentimientos como por ejemplo el deseo, la atracción, la afectividad, la comunicación, el amor, la genitalidad, la procreación, el instinto, la sociabilidad, la religiosidad, la moral, etc. Cada uno de estos aspectos van configurando la dimensión sexual.
El componente genético, referido a las hormonas masculinas y femeninas, da identidad al hombre y a la mujer. El sentimental engloba los efectos, las emociones, vivencias íntimas, el amor, la entrega, el diálogo, el enamoramiento, etc. El componente ético- moral llena de valores toda manifestación sexual. Dichos valores vienen dados o adquiridos dentro de la comunidad. La más importante es la familia, pero también ayuda a adquirirlos la sociedad en general. Un poder muy relevante tenemos que dar hoy a los medios de comunicación.
Dentro de los componentes y dimensiones de la sexualidad hay que integrar las creencias y la fe de la persona. La religión como apertura a la transcendencia y a la visión y sentido del hombre, de la vida y de la historia no es ajena al mundo de los valores y a la orientación que el creyente da a la propia sexualidad.
La sexualidad está abierta a tres vertientes fundamentales. La primera se orienta a lograr la madurez personal. La segunda es la necesidad de abrirse al mundo y de establecer una relación interpersonal que construya un proyecto de vida. La tercera es el aspecto social que sirve para crear un clima de auténticas relaciones humanas por hombres y mujeres identificados con el plan que Dios a proyectado para nosotros.
El creyente católico encontrará en la Biblia y en el magisterio (el enseñar) de la Iglesia la visión integradora para comprender la función de la sexualidad y su orientación. La sexualidad viene presentada como la posibilidad de encuentro y realización personal.
El hombre no fue creado por Dios para llevar una vida en solitario. "No es bueno que el hombre esté solo" (Gn 2,18). Al descubrirse mutuamente el hombre y la mujer (creados a imagen y semejanza de Dios y con la misma digndad) encuentran el uno en el otro la complementariedad que no existe con ningún otro ser. " Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y vendrán a ser los dos una sola carne" (Gn 2, 24-25). El relato del Génesis nos muestra también la finalidad de la unión: "Sed fecundos y multiplicaos" (Gn 1,28).
Para profundizar un poco más:
2. ENSEÑANZA BÍBLICA Y DOCTRINA DE LA IGLESIA.
3. PRESENTACIÓN:
4. VÍDEOS:
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