Despertamos
a la vida descubriendo que es bella y es bonito vivir. Pero a medida que vamos
creciendo descubrimos que ésta no está exenta de dificultades.
Nos
preocupan cuestiones relacionadas con los deseos, aspiraciones, el
sufrimiento…la muerte. No es fácil ser feliz pues la felicidad es algo que
tenemos que ir construyendo nosotros mismos.
Por
lo tanto, la felicidad está muy
relacionada con el sentido de la vida, esto es, con la orientación que tome, el
valor que tenga para nosotros y lo que esperamos de ella.
Por
eso la religión tiene un papel fundamental. Ofrece un sentido para la vida y un
camino, por tanto, de felicidad. Para la religión la vida no muere, no pierde
su valor. Para los cristianos, por ejemplo, la creencia en la Resurrección, de
sentido a toda la vida. Esta esperanza no hace al cristiano descuidar el
presente, sino que le motiva para construir en este mundo lo que espera
conseguir en el futuro.
En
nuestra sociedad al preguntarse por la felicidad se puede encontrar con muchas
respuestas, que parten de dos principios: Unas, de la creencia en Dios y en la
otra vida, y otras de la creencia en lo que vemos, sentimos y experimentamos y
cuyo fin es la muerte.
VÍDEOS PARA REFLEXIONAR:
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