El
ser humano es un ser social, esto quiere
decir que no se puede realizar
plenamente si no es en relación con los demás. Por lo tanto, una dimensión esencial del hombre es su SOCIABILIDAD.
La
sociedad es el medio en el que el ser humano se desenvuelve la persona, donde
establece vínculos… por eso ha de vivir con sentido crítico y constructivo.
La
sociedad en la que vivimos se
caracteriza por su continuo cambio. En esta sociedad curiosamente, la persona importante
cada vez menos. Se impone la tecnología,
la revolución científica, la imagen.
En
este contexto, de dependencia económica, de sociedad de consumo se nos
presentan muchos retos: cómo fomentar los valores, cómo salvar a la persona y
su dignidad, cómo conjugar identidad y globalización, cómo progresar sin
olvidar a los más pobres y necesitados…
Ante
esto, la religión no puede permanecer
indiferente y pronunciarse. Los cristianos
están llamados a la construcción de una sociedad más justa y más humana. El cristiano
no puede desvincularse del amor al prójimo en todos sus ámbitos personales y
sociales.
Los
valores que Jesús propone vale la pena vivirlos; su preocupación por los más
pobres y débiles, el camino de felicidad que ofrece…Su programa de vida es una
invitación para hacer de la sociedad un lugar más humano y fraterno pero este
proyecto comienza por cada uno de nosotros.
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