Vamos, ahora, a profundizar en otros sacramentos, los
sacramentos de curación. Una de ellos es el sacramento de la Reconciliación.
Pero antes de hablar en profundidad es necesario tener en cuenta unas
cuestiones previas.
DIOS ES AMOR. HABLAR DE DIOS ES HABLAR DE SU BONDAD Y DE SU
MISERICORDIA.
Por Amor Dios ha
creado todo cuanto existe, nos adoptado
como hijos y redimido por la Pasión de
su Hijo. El fruto de ser amaso es corresponder con amor. Dios espera nuestra adoración, agradecimiento, etc. Amor
con amor se paga.
EL PECADO ES SOBRE TODO DES-AMOR
Es siempre un desorden (nos separa del fin para el que hemos
sido creados); es siempre una desobediencia (a la legítima autoridad de Dios);
es siempre un menosprecio de la Pasión y Muerte de Cristo, que sufre por y para
la salvación de los hombres. Pero, sobre todo, es desamor, ingratitud, pobreza
de corazón, falta de correspondencia amorosa al Amor que Dios que constantemente
muestra a sus criaturas. Pero Dios es siempre fiel, no abandona y, a pesar de los pesares, ha
dispuesto los medios para alcanzar su perdón y vivir su misma Vida, el arrepentimiento,
el sacramento de la Reconciliación y de
la alegría. "Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia (el
perdón)" (Romanos, 5, 20).
NECESIDAD CONSTANTE DE CONVERSIÓN
Somos criaturas autónomas: libres. Dios ha querido correr el
riesgo de nuestra libertad. Dios no se impone, pero no somos seres
independientes de Dios, le pertenecemos. Hemos de reconocer su Presencia y su
condición de Creador y Padre. La auténtica libertad no es hacer lo que nos da
la gana, sino hacer lo que debemos hacer porque nos da la gana, por Amor.
Para recorrer este camino hemos de comenzar por reconocer
que nos equivocamos, que somos pecadores
y necesitados de Perdón.
La vida cristiana se cimienta sobre el deseo eficaz de
recuperar, conservar e incrementar el estado de amistad con Dios.
El principio indispensable para comenzar y recomenzar es
"limpiar fondos": hacer un buen y sincero arrepentimiento. Todo lo
demás adquiere sentido y se consolida a partir de la reconciliación con Dios.
En el sacramento de la Reconciliación además el creyente
recibe la gracia, la fuerza, necesaria para luchar y poder vencer la
debilidades.
PARA PROFUNDIZAR:
PRESENTACIÓN
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