Benigno
Blanco, Presidente del Foro de la Familia y una de las personas que más
han trabajado en el mundo entero por erradicar el aborto en el mundo, responde
a diez tópicos muy extendidos sobre la supresión del embarazo. Con
la presentación de la reforma de la ley del aborto en España se reavivará
un debate que nunca ha desaparecido de la sociedad.
Son
muchos los mitos, las falacias y mentiras en torno a esta cuestión, y es
necesario saber hacerles frente publicado en el semanario Alfa y
Omega que dirige Miguel Ángel Velasco.
1.
Se trata del derecho de la mujer a decidir
No.
Cuando la ley permite a los libres disponer de la vida de los esclavos, a los
padres de la vida de los hijos recién nacidos, a los hombres de la vida de la
mujer, a los arios de la vida de los judíos, a los blancos de la vida de los
negros, o a las embarazadas de la vida de sus hijos no nacidos...; no se trata
del derecho a decidir de los libres, los padres, los hombres, los arios, los
blancos o las embarazadas, sino de la denegación del derecho a la vida de
los esclavos, los recién nacidos, las mujeres, los judíos, los negros o los aún
no nacidos.
2.
Hay dudas razonables sobre cuándo se origina la vida humana
No
es cierto. Hay evidencia científica de que la vida individual -y no sólo en la
especia humana- se origina con la concepción al formarse el patrimonio
genético del individuo que le definirá para siempre como uno de la especie
humana sin margen de duda alguna. Y si alguien tuviese dudas al respecto, la
más elemental consideración ética debe llevar a aplicar una presunción de
humanidad o presunción de vida, pues no es admisible asumir el riesgo de matar
a un hombre sobre la base de una duda (sobre si está o no está allí donde se
dispara, por ejemplo).
3.
Si no se legaliza el aborto, habrá abortos clandestinos y morirán muchas
mujeres
No
es cierto. No hay ninguna evidencia científica de que eso sea verdad, sino de
lo contrario:
* Cuando
algo se legaliza, aumenta su número; y cuando algo se prohíbe, va disminuyendo
su práctica. Si no fuese así, el derecho penal carecería de razón de ser.
*
En los países donde el aborto está prohibido (por ejemplo, Irlanda) la
mortalidad femenina por razones atinentes al embarazo y el parto es inferior a
la de países vecinos donde el aborto es legal (por ejemplo, Gran Bretaña). Lo
mismo sucede en Chile, único país de su entorno donde no se permite el
aborto por ninguna causa, respecto a los países vecinos.
*
En todos los países donde se ha legalizado el aborto, su número ha aumentado
cada vez más; y en los países donde se vuelve a proteger la vida, su
número disminuye, como ha sucedido en Polonia a partir de 1993.
Este
argumento da por supuesta una falacia: la de que las mujeres, en cualquier
caso, abortarán. Y eso no es cierto, las mujeres van asumiendo el aborto como
una solución a sus problemas cuando éste es legal. Si la ley no lo
permite, el aborto adquiere el carácter residual de todo lo ilícito.
4.
La ONU reconoce el derecho al aborto con carácter universal
Es
falso. Ningún instrumento de derecho internacional en materia de derechos humanos
reconoce el derecho al aborto, ni con carácter universal (ONU), ni regional
(tratados europeos o latinoamericanos de derechos humanos). Así lo ha
establecido el TEDH respecto a Irlanda, por ejemplo.
Sí
existen algunas plataformas, conferencias internacionales o comités varios en
la comunidad internacional que han empezado a usar en los últimos años la
expresión derechos sexuales y reproductivos, que algunos quieren interpretar
como comprensiva del derecho al aborto; pero ni esas plataformas, conferencias
o comités tienen valor jurídico vinculante para los Estados, ni nunca se
ha admitido pacíficamente que esa expresión incluya el aborto.
5.
La normalización del aborto es la única opción progresista y su implantación es
imparable
No
es cierto. La normalización legal del aborto es un fenómeno muy reciente -y
siempre discutido y contestado en todos los sitios- que empezó (si dejamos de
lado los países comunistas que no respetaron ningún derecho humano) en USA
en 1973 y, desde ahí, se fue extendiendo a Europa, primero, y después al resto
del mundo, a impulsos de ideologías, intereses económicos y estrategias
políticas hoy muy contestadas (obsesión maltusiana por el control de la
población, revolución sexual sesentayochista, imperialismo yanqui, presión de
la industria del aborto y la anticoncepción sobre los Gobiernos, ideología de
género, etc).
El
aborto no sólo no está normalizado en el mundo, sino que encuentra cada
vez más resistencia en todas partes y, en primer lugar, en Estados Unidos,
donde empezó este fenómeno. En este país, ya una mayoría de la población se
define como pro life -provida- y no como pro choice -pro-elección-, según la
encuesta Gallup; y más de la mitad de los Estados de la Unión han aprobado
en los últimos años leyes restrictivas del aborto con una cadencia que sigue en
aumento, a pesar de contar en estos momentos con el Presidente más proabortista
de su historia, Obama.
Por
otra parte, varios países del ex bloque comunista han aprobado leyes
restrictivas del aborto a partir de 1989 (el caso más exitoso es el de
Polonia), y en toda la América Latina se está produciendo una gran
resistencia a la aprobación del aborto que se exige a aquellos países de
forma insistente y colonialista desde Naciones Unidas.
En
la Europa occidental, el aborto es objeto de amplio debate social en
países como España, Irlanda, Francia o Italia. En ningún sitio es algo
normalizado y pacífico.
6.
Sin el aborto, la bomba demográfica explotaría y la vida en la tierra sería
imposible
No
existe ninguna bomba demográfica sino, por el contrario, un grave problema
demográfico de envejecimiento de la población que hace peligrar la subsistencia
de nuestras sociedades (en Europa, y en España de forma particular, esto es
evidente). Incluso los países que, como China, han apostado por el aborto como
instrumento de control de la población, están dando marcha atrás por los
terribles trastornos en su población que han provocado.
Incluso
si fuese verdad que existiese un problema de crecimiento de la población,
no parece que eliminar vidas humanas sea la forma más humana de resolver
este problema. El fin no justifica los medios, máxime si los medios son
homicidas.
7.
El aborto es una conquista feminista a la que no podemos renunciar
No
es cierto. El aborto es una solución machista a un problema de todos. El
aborto es la garantía última de la irresponsabilidad sexual del varón que,
gracias a él, deja en manos de la mujer toda la responsabilidad de las
relaciones sexuales: gracias al aborto, el varón se desentiende de las
consecuencias de su actividad sexual abocando a la mujer a abortar (y es
ella quien cargará con el peso moral, sicológico y vital de esta decisión), o a
asumir las consecuencias (la responsabilidad sobre el niño) en caso de no
hacerlo.
El
aborto sí que es violencia de género contra la mujer. Cuando se legaliza el
aborto, la mujer se puede ver sometida a todo tipo de presiones para abortar
recayendo sobre ella la responsabilidad de liberar a todo su entorno de la
responsabilidad sobre la vida en marcha en su interior.
8.
Sin aborto legal, la revolución sexual estaría en peligro
Este
argumento sí es veraz. Sin el aborto legal, la irresponsabilidad sexual
sistemática y generalizada no sería posible. La legalización del aborto es el
precio que pagamos para ser sexualmente irresponsables de forma sistemática,
sin consecuencias en el corto plazo. Pero este precio es muy
alto: millones de niños que no llegan a nacer, millones de vidas de
mujeres destrozadas, una sexualidad deshumanizada, pues su consecuencia no es
la vida, sino la muerte, etc.
9.
Las leyes permisivas del aborto no obligan a nadie: quien no quiera abortar no
está obligado a hacerlo
Este
argumento no es cierto, pues:
a)
las leyes permisivas del aborto crean estructuras de violencia estructural
sobre la mujer para que aborte que no existirían con carácter general si
el aborto no fuese legal. Ésta es experiencia común en muchas mujeres que han
abortado: no fueron libres, sino que acudieron al aborto presionadas por un
entorno que sólo les ofrecía esa solución a sus problemas.
b)
La legalización del aborto introduce en nuestro ordenamiento jurídico la
violencia como forma legítima de resolver problemas, y esto afecta a toda la
sociedad por el efecto pedagógico de las leyes.
c)
El aborto legal supone que el Estado asume que no debe proteger la vida de un
grupo de seres humanos, los no nacidos. Se degrada así el compromiso ético
y humanista del Estado, la sociedad en su conjunto y el Derecho. Y esto siempre
tiene consecuencias (negativas).
10.
Exigir la prohibición del aborto es una inadmisible injerencia de la Iglesia en
la vida pública de una sociedad pluralista
Hipócrates
y Galeno no eran católicos -pues vivieron siglos antes de Cristo- y ya
establecieron que la ética médica impedía la práctica del aborto. Si
legalizásemos todo lo que la Iglesia prohíbe, deberíamos legalizar el
asesinato, la violación, el robo..., y prácticamente todo lo que el Código
Penal prohíbe. No parece éste, por tanto, argumento muy serio. Benigno Blanco,
Presidente del Foro de la Familia y una de las personas que más han trabajado
en el mundo entero por erradicar el aborto en el mundo, responde a diez tópicos
muy extendidos sobre la supresión del embarazo. Con la presentación de la
reforma de la ley del aborto en España se reavivará un debate que nunca ha
desaparecido de la sociedad.
Fuente: Religión en Libertad
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